Tribunales

Navarrete hizo 46 transferencias a su cuenta, según el interventor de la Diputación de Córdoba

El juez evita que se pregunte sobre la connivencia o no del gobierno del PSOE

Antonio Navarrete, en la Ciudad de la Justicia Rafael Carmona

Pilar García-Baquero

El interventor de la Diputación Provincial que destapó el escándalo de malversación y apropiación indebida del exgerente del Consorcio provincial de Bomberos, Antonio Navarrete , declaró ayer ante el jurado que el sistema contable durante el gobierno socialista en el ente supramunicipal era «caótico». En un informe que ha servido de base para formular la acusación contra Navarrete y que ha llevado al banquillo como cooperador necesario al que fuera tesorero de la entidad entonces, el interventor desvela el «modus operandi» burdo, «sin ninguna sofisticación», que usó Navarrete para llevar hasta su cuenta bancaria más de 600.000 euros .

El interventor aseguró que fue a partir del 8 de marzo de 2012 coincidiendo con la entrada del nuevo gerente en el Consorcio y el gobierno del PP en la institución provincial cuando se decide crear una comisión técnica para detectar estas irregularidades.

Lo primero que encontraron fue pagos a la cuenta del propio gerente Navarrete . Ahí se decide realizar un estudio ampliado del por qué de esos devengos. El primero era una transferencia de 8.000 euros a la cuenta personal de Navarrete. En esa fecha hubo pagos irregulares que superaban los 75.000 euros en suma y que se habían hecho con conceptos similares en facturas duplicadas, generalmente de una empresa de limpieza. Es decir, cobraba la empresa de limpieza y la misma cantidad el acusado en su propia cuenta de ahorros.

A estas se suman otras 46 transferencias de cantidades de ingresos similares a las anteriores con pagos duplicados entre 2007 y 2012. Sólo en cuatro de ellas no había concepto, ni factura duplicada. La suma de estas transferencias ya sumaban 406.000 euros. De los conceptos más curiosos que aparecían en un tercer bloque de facturas duplicadas y recibidas por Navarrete estaban la de importes por un curso de patrón de barco, otro de navegación básica así como otra por adquisición de gasóleo (sin justificación o soporte contable alguno) por otros tantos miles de euros.

La fórmula más rocambolesca que aparece recogida en el informe del interventor fue los anticipos de nómina reintegrables a corto plazo o deducibles a lo largo del año de los que disfrutó pero que nunca reembolsó. Esos anticipos sumaban 31.070 euros en su cuenta bancaria. Él mismo se daba de baja en el sistema informático para dejar de ser deudor.

En el último extremo estaban el cobro de hasta 127.860 euros en horas extraordinarias, no contabilizadas en las nóminas oficiales , sino en nóminas que él mismo se autoconfeccionaba, según declaró este testigo-perito ante el tribunal del jurado.

Todas las figuras en uno

A la contabilidad sólo tenían acceso, según el peritaje dos personas, el propio Navarrete y una auxiliar administrativo que sólo registraba facturas. Estos últimos cobros indebidos que se realizó a su cuenta, según el perito, se hicieron con cargo a una partida no presupuestaria; es decir, una herramienta que existe en las instituciones públicas pero que debe extremarse su uso, y en todo caso para situaciones excepcionales de pagos que no se enmarquen en ninguna otra partida cifrada: fianzas, indemnizaciones,..., según técnicos consultados por ABC .

¿Quién dejó que pasara esto? La connivencia o no del equipo de gobierno del PSOE no ha llegó ni a debate en la sala. Cuando el letrado de la defensa del tesorero preguntó a uno de los testigos si creía que había un «acuerdo encubierto» para no destapar el caso, el magistrado-presidente cortó en seco la cuestión pidiendo al abogado que se ciñese a las preguntas de lo que se está enjuiciando.

Por otro lado, la que fue secretaria de la Institución Provincial de 2005 a 2012 testificó que ella desconocía quien llevaba la contabilidad del Consorcio , y que fue secretaria de ese ente porque faltaba personal y lo hizo sin remuneración. De hecho, para intentar echar balones fuera, declaró que no tenía ni lugar físico de trabajo en el Consorcio; simplemente su labor consistía en ir a asambleas o firmar decretos. Esta secretaria dijo qu e Antonio Navarrete «lo organizaba todo, y que no tuvo conocimiento de lo que estaba ocurriendo hasta que se denunció».

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