Luis Miranda

Ley seca

Cualquier día alguien del Gobierno municipal se enfada y plantea medidas contra los trabajadores municipales

Luis Miranda
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Lo estoy viendo. Se nota en el ambiente. Cualquier día alguien se va a cabrear en el Ayuntamiento de Córdoba y los empleados públicos que se aprovechan de la fuerza de su unión y de lo delicado de su trabajo van a empezar a perder los pulsos que le echan a los políticos. Que nadie se confíe. Aquí no hay nadie invulnerable. Se acabaron los puestos de trabajo vitalicios, el conseguir una plaza, sacar una oposición y olvidarse del mundo. Con mucho menos que matar a alguien se van a tomar medidas crueles.

Se está viendo venir después de lo que ha pasado con Aucorsa en la Feria de Córdoba, que en los días en que más gente coge el autobús, los conductores han querido que los ciudadanos paguen la factura y no han hecho las horas extras (pagadas, por supuesto) con la que les hubieran ahorrado esperas con la tostanera.

Cualquier día alguien del Gobierno municipal empieza a enfadarse y contrarresta con medidas de presión para los trabajadores municipales. Por ejemplo, quitar los pluses por acudir a trabajar que tienen algunas empresas. Medidas dolorosas, pero necesarias.

Quién sabe si hasta se pondrán a investigar si las bajas de algunos trabajadores están justificadas. Y todavía se guardarán la carta más dura para el momento en que las negociaciones se atasquen como una pistola a punto de dar el tiro de gracia: suprimir el desayuno con paseíto. El mejor día, a alguien se le cruzan los cables en alguna Administración y piensa que ya está bien de tener miedo a los trabajadores públicos y funcionarios.

Si se leen bien las palabras de la alcaldesa de Córdoba sobre la huelga encubierta de Aucorsa en estos días se nota que se gesta el golpe. Cuando dice que la organización del servicio especial de Feria, el más importante todo el año para la empresa municipal de autobuses, ha sido «razonable», está hablando entre líneas y esbozando una amenaza. En cualquier momento pide perdón a los ciudadanos que han tenido que soportar colas y esperas, toda una monumental bofetada a los sindicatos que se piensan que un gobierno de izquierdas les va a firmar el paraíso en la tierra.

Seguro que en las negociaciones para el convenio ya están asustando con insinuaciones. «Pues a mí me han dicho que fuera de aquí hay gente que trabaja duro todos los días y sabe que su puesto no es vitalicio». «No me hagáis mucho caso, pero si a quienes trabajan en un hotel se les ocurre hacer una huelga entre Semana Santa y Patios los ponen en la calle y buscan a otros. Y si el hotel se cierra, los turistas buscan otro. No digo más».

Pero que nadie se inquiete. Si el convenio sigue atascado hasta el año que viene el Gobierno municipal seguirá tirando de imaginación y no se notará si hay otra huelga de Aucorsa. Ya mismo consiguen que se aflojen los enroques de los conductores y sus sindicatos. Por los pasillos municipales se habla de que la Feria sea más corta para que las horas que tienen que hacer los conductores cuadren sin necesidad de extras. También se prepara un servicio de traslados en bicicletas de tándem, con voluntarios que a la vez que se ejercitarían y se pondrían cachas llevarían a la gente de puerta a puerta. Y el toque maestro es declarar una ley seca en todas las casetas para que la gente pueda ir con su propio coche sin luego tener que cogerlo con una copa de más. A los de Aucorsa a lo mejor les da igual al principio, pero ya verán luego con el remordimiento de conciencia, ya.

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