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Lamento recordar su historia

Solo Cáritas puede conducirnos por la pobreza hasta la esperanza

Una voluntaria de Cáritas Diocesana de Córdoba reparte alimentos en la calle VALERIO MERINO
Natividad Gavira

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HEMOS puesto rostro, voz y gestos a sus historias y nos han agitado. Hasta ahora eran seres volátiles , contables e inconcretos al tiempo, que se esfumaban al pasar la página del periódico y no arraigaban en la memoria, casi nada en el corazón y poco en la conciencia. Eran y siguen siendo veinte mil familias , ahora retratadas en la superación de su tragedia .

Las familias a las que Cáritas Diocesana de Córdoba presta ayuda no varían en cantidad desde hace al menos tres años, pero ahora estamos aprendiendo sus nombres, tan parecidos a los nuestros, y al ver asomar los pliegues de sus manos por las fotos del periódico, todo parece dispuesto a preguntarnos qué hacía yo mientras Julia perdía su casa ; en que tenía la mente cuando Luis sin empleo y enfermo no pudo traer más tiempo el salario a casa. Cómo pueden ser algunas vidas tan intensamente zarandeadas y otras disolverse en la lisura de días sin nubes.

Estamos tan cerca de ellos, pero tan ausentes, que solo Cáritas, en un ejercicio de transparencia y de agradecimiento, puede conducirnos por la pobreza hasta la esperanza ; como lo ha hecho con los miembros de cada una de las veinte mil familias a las que atiende. A ninguno les ha pedido explicaciones, nadie puede sentirse juzgado y todos acuerdan que la recuperación de sus vidas comienza cuando se sienten válidos por ser personas. Sin más. Mil setecientos voluntarios se encargan de recordarlo.

En semanas como la que acabamos, no deberíamos tener tan a mano la memoria del desbarro de algunos políticos locales. Así, evitaríamos el penoso ejercicio de contraste que datos como los de Cáritas presentan a su gestión. No deberíamos recordar las palabras de la concejal Doblas , tan confluyente ella para permanecer. Su propósito de descrédito es ahora más hiriente, menos sano y, sobre todo, por sostenido con los impuestos de todos, menos admisible. Mientras Cáritas recupera vidas sin pedir carnet, la concejal Doblas desplegó hace pocos días su discurso anti Iglesia heredado , irrevisable por su incapacidad.

Lamento recordar su historia, pero no estaría de más que con la lluvia fina que los datos de Cáritas nos ha dejado en los hombros, valoremos adonde se extienden los intereses de políticos que ocultan la verdad, la tergiversan y ofrecen como producto reflexivo propio lo que no son más que cuatro ripios verbales hilvanados con la soberbia del cargo público. La concejal Doblas tendrá que reconducir su instinto y converger -en ello está- de otro modo con la realidad, más allá de la trinchera del grupo municipal y la algarada para el tendido. Ahora conocemos mejor sus rostros, sus historias y sus planes de superación; son ellos y nadie más los depositarios de la acción de la Iglesia que nunca, nunca busca el interés propio para seguir enriqueciéndose, sino para construir un mundo de igualdad .

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