Cultura
Julia Hidalgo recorre en Córdoba su pintura como oposición de términos contrarios
Amor y dolor, figuración y abstracción, inspiración y contención se funden en sus cuadros, expuestos en el Palacio de la Merced
Amor y dolor, abstracción y figuración, inspiración arrebatada y contención. Cuando Julia Hidalgo (Córdoba, 1948) habla de su pintura lo hace recurriendo de vez en cuando a términos contrarios. De lo que puedan parecer contradicciones surge el arte.
La artista, dueña de una larga y exitosa trayectoria, acaba de inaugurar en el Palacio de la Merced , sede de la Diputación Provincial, una exposición en que resume con piezas de todas sus épocas casi cuatro décadas de trabajo. «Entre el amor y el dolor», resume para hablar de cómo han ido naciendo estas obras, como toda su vida artística.
Una primera parte, explicó, son las obras en las que investiga con el material , el color y el trazo para poder encontrar un lenguaje particular, un estilo. Un ejemplo es ' Dos soledades ', fruto de una residencia artística en Italia, junto al lago Como. A partir de ahí, y tras recibir un premio importante, comenzó a alternar su residencia en Córdoba con la vida en Madrid , y a trabajar para muchos lugares.
Maternidad
'Entre el amor y el dolor' muestra, por ejemplo, una gran obra sobre la maternidad , y vuelven a la descripción de Julia Hidalgo los términos antitéticos cuando habla de «las luces y las sombras », que están presentes en el acto da dar a luz un hijo y en el dolor y el sufrimiento físco que trae consigo. «Esa contradicción nos acerca a Dios », dice una autora en que la fe y la espiritualidad son muy importantes y aparecen en sus cuadros.
Para ella, en la pintura «siempre hay autobiografía , porque he pasado 30 años maravillosos y a la vez terribles». Sabe de lo que habla y por eso recuerda a su marido y la forma en que la apoyó en su vocación artística.
Ahora recuerda el dolor de su larga enfermedad y el «no tenerlo», y eso también tiene reflejo en su obra. «Cuando él murió yo no podía parar de pintar , no hacía más que pintar», revela, mientras habla de sus hábitos de trabajar con música y de casi mover los pinceles al ritmo de lo que escucha.
En la exposición hay varias obras en las que aparecen puertas, sobre todo las muchas que tiene la Mezquita-Catedral . Son para ella un elemento con mucho simbolismo , «por lo que tienen de la erosión del tiempo», y por lo que pueden significar. Lo poético , es decir, la alusión por medio de la belleza a otras realidades, está presente en esta parte de la muestra.
Hay también en la exposición paisajes , que sacó de la vida diaria y también de sus muchos viajes. Vuelve entonces a la antítesis, porque el mismo mar que aparece en un lugar plácido y sereno, tanto que apenas se distingue del cielo en la línea del horizonte, puede ser también bravío cuando una tormenta lo encrespa.
La pintura de Julia Hidalgo es ante todo figurativa, pero algo en ella comienza siendo abstracto . Es la experimentación con las texturas y los colores, que es muy fuerte y necesita embridar. ¿Cómo lo hace? «Lo sujeto con el dibujo », dice. Se confiesa una apasionada de esta forma de arte y el practicarlo es la forma para contener la inspiración y para que la interacción de los colores y de las texturas tenga no sólo la expresión por sí misma, como sucede en la pintura abstracta, sino que se ponga al servicio de algo que se quiere representar .
Lo que se cuenta está casi siempre marcado por la figura humana, como los dos amantes apenas dibujados, casi transparentes, en el paisaje. Así, es importante adivinar las siluetas, pero también lo que se expresa en el fondo en que se recortan.
Julia Hidalgo dedica también una parte de la exposición al homenaje a personajes de la historia de Córdoba, como Séneca , Maimónides, Averroes, Góngora, Osio o el Gran Capitán , siempre en obras en que procura que el carácter y la personalidad aparezcan muy en primer plano. La exposición puede visitarse hasta el 20 de abril en el Palacio de la Merced.
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