Desde mi rincón

La Córdoba que hacemos

Cuando los responsables políticos tengan en mente un proyecto para una ciudad como Córdoba, deberían hacerlo con la vista puesta en el futuro

Un ciclista pasa por delante del Ayuntamiento VALERIO MERINO
José Luque

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EXPONER una opinión es expresar un particular juicio o valoración respecto de algo o de alguien. Cuando escribo las columnas evito hacer juicio sobre personas. Es posible que, al hablar sobre un determinado asunto, quienes tienen responsabilidad sobre el mismo se sientan mencionadas favorable o desfavorablemente. Pero no es mi intención. Cuando escribo sobre temas de nuestra ciudad como puede ser el proyecto estrella de esta corporación, el cinturón verde, hay quienes ven en mi opinión una posición política contraria al actual gobierno municipal. ¡No es así! Daría la misma opinión si el gobierno municipal fuese de diferente partido. Mis palabras sólo pretenden llevar al lector mi pena al ver que, en una Córdoba con tanta historia, se llame «parques» a lo que sólo son arboledas con caminos para pasear. Y no hago juicio alguno sobre los técnicos que los diseñan, pues estoy convencido que se ajustan al deseo y presupuesto que los responsables políticos le han encomendado. Dicho esto. ¡Al grano!

Cuando los responsables políticos tengan en mente un proyecto para una ciudad como Córdoba , deberían hacerlo con la vista puesta en el futuro, es decir, que esa inversión sea admirada por propios y extraños y se sientan orgullosos de ella nuestros descendientes. De no ser así mejor dejar que lo hagan otros, o, si el problema es financiero, esperar momentos más favorables. Un buen político debe actuar así por más que el plazo de ejecución de ese proyecto sea superior a los cuatro años de legislatura y pueda terminarlo e inaugurarlo otro gobierno. Dejando la política a un lado y antes de que sea demasiado tarde, hablemos de esa inversión que se hace en Córdoba y que algunos llaman «parques».

En su ‘Canto a Andalucía’ Manuel Machado decía de nuestra ciudad: «Romana y mora, Córdoba callada». Pues no debemos callar. Hablemos y exijamos que las obras que se hagan en nuestra ciudad sirvan de marco a la maravillosa herencia que romanos y árabes dejaron en Córdoba .

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