Pasar el rato

Cuando llegue septiembre

En esa fecha todos estaremos vacunados y se terminará la Biblioteca de los Patos. O no

Interior de la nueva Biblioteca Pública Grupo Cántico, que se ultima en Córdoba Ángel Rodríguez
José Javier Amorós

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Cuando llegue septiembre, todo será maravilloso, cantaba una muchacha llamada Gelu al comienzo de los sesenta, y lo actualizo con nostalgia. Cuando llegue septiembre, todos los españoles estarán vacunados contra el virus que vino de China, y en Córdoba se terminará la Biblioteca de los Patos. O no. Uno, que propende a la incredulidad política, ve más fácil lo de la vacuna que lo de la biblioteca. Aunque me consuela pensar que siempre habrá patos entre nosotros. También cuando termine la campaña electoral madrileña, y el yo metafísico de Gabilondo se disuelva en la nada política. La cabeza del ilustre profesor parece más cerca del estanque que de la biblioteca.

Leo en este periódico un excelente reportaje de Baltasar López , y descubro sin sorprenderme que la construcción de la Biblioteca de los Patos lleva tres años y medio de retraso y siete millones de euros por encima de lo presupuestado . Nada que deba inquietar a los cordobeses. Ni el tiempo ni el dinero han sido nunca medida de la felicidad en esta tierra de gracia. De hecho, ya nos habíamos olvidado de la Biblioteca, como no tenemos siempre en la memoria la idea de eternidad. La Biblioteca de los Patos se diferencia de Dios en que ella sí tuvo principio. El tiempo no cuenta para el arte. Entre la preparación y la publicación de ‘Los hermanos Karamazov’ , el gran Dostoievski vio pasar diez años. El mismo tiempo que tardó Salinger en escribir ‘El guardián entre el centeno’ .

Diez años le costó también a Isócrates, un maestro de retórica que no hablaba en público, componer su notable discurso ‘El panegírico de Atenas’. Hace dos mil cuatrocientos años. Para terminar su celebrada novela, ‘El Señor de los Anillos’ , Tolkien empleó dieciséis años. No hay que precipitarse, pues. En cuanto al dinero, una desviación del camino de la virtud de siete millones de euros, después de tantos años, no merece tomarse en consideración. Es apenas una mancha de tinta en el paisaje de los Presupuestos Generales del Estado español.

En horas veinticuatro de reflexión, el Gobierno regaló 53 millones de euros a una multinacional del aire con un único avión : la venezolana Plus Ultra , más que un pájaro, pero menos que una aerolínea. «Los suspiros son aire y van al aire. / Las lágrimas son agua y van al mar. / Dime, poder, cuando el dinero vuela, / ¿sabes tú adónde va? / Si no responde Maduro, / pregunta en Galapagar». El destino del dinero público lo deciden inteligencias privadas, mientras el pueblo vota y calla. El pueblo calla muy bien. Habría que retribuir su silencio. Al menos, que desgrave en el impuesto de patrimonio.

Si la Biblioteca de los Patos llega a inaugurarse algún día, bien merece el esfuerzo de que lo haga personalmente Pedro Sánchez . Podría explicar a los regocijados cordobeses cosas de interés cultural, como si considera El Quijote un libro de derechas. Aunque como está pendiente de que lo reciba el presidente de los Estados Unidos , a lo mejor se retrasa quince años en venir. Es el tiempo que tardó Víctor Hugo en escribir ‘Los miserables’.

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