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Callejero (I)

Hasta el siglo XVII las calles no tenían nombre; en el siglo XIX los ayuntamientos se dedicaron a rotularlas

Rótulo de la calle Caldereros ÁLVARO CARMONA
José Calvo Poyato

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Los nombres de las calles de nuestros pueblos y ciudades son algo mucho más reciente de lo que, a veces, pensamos. En los siglos XVI y XVII las calles no tenía nombre oficial. Era frecuente señalar que una persona, al no tener nombre la calle , vivía a la espalda del convento tal o de la parroquial cual. A veces, las solían denominar con el de uno de sus vecinos . Quizá el de mayor relieve.

En Lucena hay una calle con el llamativo nombre de ‘ Llorente, el ciego’ . Los vecinos, solían a veces, denominar la calle, con un rasgo que la singularizaba, como por ejemplo ‘ Empedrada ’, al ser la mayoría de ellas terrizas. Hubo muchas calles a las que se llamó ‘ Sucia ’, podemos imaginarnos la causa. A veces, su nombre derivaba de la existencia del algún árbol significativo como podían ser álamos, nogales o granados. Así, por ejemplo, en Cabra , algunas de sus calles se llamaron Álamos , Granadal o Nogalejo . En Priego , la existencia de un cauce de agua, hoy embovedado, dio nombre a la calle del Río , que tiene forma sinuosa. Fue frecuente denominarlas con nombres relativos a la actividad preponderante entre sus vecinos. En Montilla hay una Ronda de Curtidores y en muchos lugares se dan nombres como Platerías , Tintorería , Cuchillería —en Madrid es famoso el Arco de Cuchilleros en una de las esquinas de la Plaza Mayor .

También las creencias religiosas tuvieron su reflejo en esos callejeros populares. En Córdoba , calles como Concepción o Jesús y María son un reflejo de lo que decimos. También tenemos cuestas como la de la Pólvora o la del Bailio . Hay calles cordobesas con nombres populares llamativos como la calle de la Paciencia —hoy José Zorrilla — o la calle del Viento , que más tarde se dedicaría al corregidor Ronquillo y Briceño . La leyenda dice que el nombre de la calle de las Cabezas está relacionado con la decapitación, en Soria, de los siete infantes de Lara , por orden de Almanzor , que expuso sus cabezas en esta calle, que se encuentra junto a la de los Caldereros .

Será en el siglo XIX cuando esas denominaciones populares que, por lo general, respondían a una realidad tangible, se vieron alteradas al ser los ayuntamientos quienes rotularon las calles. Fue común dedicarlas a ciertos prohombres de la localidad.

En Córdoba al duque de Rivas , en Cabra a don Juan Valera , en Lucena a Barahona de Soto … Se complicó la cuestión al ser dedicadas a políticos de relieve, lo que, dadas las discrepancias ideológicas, dieron lugar a un baile de nombres porque lo que exaltaba una corporación era denostado por otra y el callejero sufrió las consecuencias.

(Continuará)

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