Música
El guitarrista de Córdoba Vicente Amigo celebra los 20 años del disco «Ciudad de las ideas»
El artista recuerda su trabajo con cariño y lo define como un puente entre Oriente y Occidente
Septiembre de 2000, hace ya 20 años , que según cantaba Gardel no son nada pero que algo serán. Otoño inminente, San Rafael en el horizonte por tierras cordobesas y primeras lluvias, salía a la venta el nuevo disco de Vicente Amigo , «Ciudad de las ideas», que con poco más de 30 años de edad acabaría por consagrarlo en la esfera internacional. Cuatro lustros después, Vicente Amigo repasa con ABC el trasfondo de un trabajo que acabaría llevándolo a ganar un Grammy . Que supondría una especie de Rubicón camino a la madurez personal y creativa.
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Cuenta Vicente que por esa época él había pasado «un momento de bajón» y que fue un libro, la poesía completa del escritor griego Constatino Cavafis , el que le sirvió de elixir sanador. El volumen se lo regaló el oftalmólogo José María Gallardo, buen amigo suyo, y según recuerda, «su lectura me ayudó a perdonarme muchas cosas». «Yo creo que me enseñó tolerancia, me mostró que hay que llegar a ser tolerante con uno mismo», rememora. « La poesía de Cavafis habla de la aceptación y de agarrar los recuerdos para hacerlos vivir», explica Vicente. Y sonríe al sugerir que quizá sea una extensión de ese origen el hecho de que ahora, tantos años después, se celebre de este modo el lanzamiento del disco, algo que reconoce que para él ha sido «un regalo». «No deja de tener algo que ver todo esto con lo que fue el principio», explica.
El guitarrista recuerda «Ciudad de las ideas» con cariño. «Me sigue gustando el mensaje y la forma en la que se transmite, pero no sólo eso, sino también toda la producción, que fue muy redonda », afirma. «Siempre me he planteado hacer música duradera, música para siempre, y creo que ‘Ciudad de las ideas’ es un disco de esos».
Punto de encuentro
«Tres notas para decir te quiero» -tema que abre el disco- es así, con una melodía sencilla, pero había que dar con ella y eso no es tan fácil». Aún así, de lo que más satisfecho está es de que haya sido para él «un puente entre Oriente y Occidente» . «Eso tiene para mí mucha importancia, es muy especial que a través de la música puedas unir lugares y con eso lo que te demuestras al final es que tú mismo eres parte de todo», asegura.
No todo fue sencillo, sin embargo. El artista reconoce que « cada tema conllevó un reto y siempre busqué la coherencia y la exigencia». «Las alegrías -dice en referencia la canción de amor «La tarde es caramelo»- están tocadas en dos tonalidades y creo que todo tiene coherencia». «Es una alegría muy tradicional, pero está hecha desde mi punto de vista», señala el guitarrista, que reconoce que le alegra cuando en el extranjero el público se la sigue pidiendo.
Sobre «Ciudad de las ideas», que cierra el disco y le da nombre, explica que «habla sobre la mente, sobre la búsqueda interior», mientras que el «Bolero a Vicente», dedicado a su hijo , lo define como una melodía que «cruza el charco, un tema americano, y cuya melodía siempre me he imaginado que la podría haber cantado Frank Sinatra ». «La música, en casos así, me hace pensar en la reencarnación y preguntarme cómo puede salir de mí algo tan diferente a lo que yo he mamado desde chico», explica.
Córdoba en el disco
La presencia de Córdoba en «Ciudad de las ideas» también es constante. Está en la soleá, pero también en las alegrías y en general le da aroma a todo el trabajo. «De Córdoba, que es donde decidí vivir, sale todo lo que hago y siempre tendrá que ver con mi música», explica Vicente, que recuerda esa soleá como «muy rompedora, muy diferente a lo que se había hecho hasta ese momento». También «Granada» es importante en el disco, otra de sus ciudades predilectas. « Estoy enamorado de ambas, de Córdoba y de Granada , que son las dos ciudades más parecidas de Andalucía, y por eso estaba convencido de que la colaboración con Khaled en el tema ‘Ojos de la Alhambra’ iba a salir bien». «Era una mezcla que iba al pelo porque la forma de interpretar de esta gente es muy parecida al flamenco », explica sobre el artista argelino y sobre el raï, el género tradicional de este país norteafricano.
Las colaboraciones son otro de los puntos fuertes del disco, en cuyos créditos aparecen nombres como el del percusionista Tino di Giraldo , el armonicista de jazz y clásica Antonio Serrano o el bajista Alfredo Paixao , habitual colaborador de Alejandro Sanz. También cantaores como Diego «El Cigala», Montse Cortés o el cordobés Lin Cortés. «Yo hacía las referencias, la columna vertebral, y luego ellos iban encajando», explica. Inolvidable también es la presencia de Manuel Ruiz «Queco» , al que Vicente Amigo le dedicó los tangos «Compare Manué», y que compartió producción.
El disco se grabó en el estudio de Queco y se masterizó luego en Nueva York. Se trabajó, según recuerda Vicente Amigo, al viejo estilo, con los músicos allí. «En ese disco todo estaba muy planificado cuando entramos en el estudio y fue bastante más rápido que ahora , cuando casi todo el mundo graba en casa y se corre el peligro de darle a todo demasiadas vueltas», explica el guitarrista, que se muestra satisfecho de que pasado el tiempo «el disco siga estando vivo». «El tiempo es la señal definitiva», sentencia Vicente, que ahora prepara nuevos conciertos en París y Barcelona, si el coronavirus no lo impide, y que dice estar hoy «más en la aceptación que en el perfeccionismo, que es un trampa mortal». «La perfección quizá exista, pero si existe no es el techo ni es el final», concluye Vicente Amigo, que con «Ciudad de las ideas» acabó tocando nubes altas de belleza y que en ello siguió y seguirá. Con esa vocación y ese genio que se crió bajo soles cordobeses y que de ahí voló al mundo para fundirse en la música universal. Veinte años no son nada cuando las cosas, como es el caso, se hacen con aliento eterno. Se hacen con entrega, con pasión y con verdad.
