PUERTA GIRATORIA

Granito de arena

Es el nombre con el que algunos cordobeses definen sus veranos de ayuda humanitaria

Barrio de Accra, capital de Ghana S. F
Natividad Gavira

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Crisis migratoria, nueva Lampedusa o efecto llamada son algunos de los sintagmas a los que nos iremos acostumbrando a lo largo de este verano, ahora sí, tórrido y largo. Palabras que cordobeses de otra pasta cambian por otro tocado con el diminutivo de humildad: granito de arena , nombre con el que definen sus veranos de ayuda humanitaria fuera de Córdoba .

Los que prefieren destinos extranjeros para hacer útil su descanso consideran nimia su aportación, porque se sumergen en el terreno de la necesidad absoluta , en el campo de la negación de cualquier retazo de confort. Llegan para señalar que existe otro mundo al que no debe nadie renunciar y regresan contaminados por la gratitud que han recibido convirtiéndola en una experiencia vital a la que jamás escapan. Lo hacen alcanzando el origen de la desesperación e intentando cambiarla por una ayuda innegociable , sin rédito, sin más propósito que ser útiles; guiados por la certeza de saber que con su apoyo, los que ahora buscan otro horizonte legítimo arraigarán en una tierra hostil a fuerza de mejorar su medio de vida con alguna infraestructura básica, asumiendo que la educación puede ser un pasaporte más humano y seguro para su futuro.

Conozco a jóvenes opositores que han viajado a Kenia después de encontrar allí un centro de niñas a las que animar un crecimiento desprovisto de afecto familiar, han comprobado cómo el tesoro de la amistad es más fuerte que la distancia y la necesidad. Hasta Mali o Ganha no llegan los ecos de los titulares, languidece cualquier cosa ante las necesidades reales; por eso, lo que aquí significa inquietud ante una verdadera expresión de supervivencia, allí es cercanía necesaria. Es el poder de ser un granito de arena en un inmenso vacío de soledad y de incertidumbre .

Es así como gente corriente cuenta qué pasa cuando dos mundos entran en contacto , respetando costumbres y culturas y solo intercediendo en el canal que separa la subsistencia de un aciago destino en patera . Estos cordobeses que tienen vacaciones se marchan para llevar a cabo una labor humanitaria que consiga, entre otras cosas, ensayar la oportunidad de permanecer atados a la tierra y vencer la tentación de una aventura aciaga.

En el discernimiento, entre resistir o embarcar, muchos encuentran a personas que les confían cuanto saben para hacer entender que en Europa no siempre florece el paraíso . Al regresar conservan la capacidad de interpretar la realidad de una manera serena y fiel, sin someter su análisis a la algarabía de declaraciones políticas. Gente que engrandece cuanto le rodea porque asumen la búsqueda de un remedio y regresan pensando en volver , quizás convencidos de que el granito de arena que significa su tarea en países donde parece todo perdido, todavía puede dar su fruto y transformarse en una oportunidad que evite el desarraigo , el deambular en un país extraño. Hay granitos de arena que confirman la confianza en el ser humano.

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