Esa fundación de la que me habla

El exsecretario general del PSOE y referente político del partido, Juan Pablo Durán , ha fijado esta semana la posición más nítida sobre el caso Guadalquivir Futuro desde que este periódico publicase las primeras noticias sobre la materia allá por el 24 de junio de 2016. Más de dos años después, el presidente del Parlamento, que tenía el poder orgánico cuando sucedieron los hechos, ha declarado lo siguiente: «No tiene nada que ver con el PSOE». Según sus palabras en la entrevista realizada con el periodista de ABC Baltasar López , Ángeles Muñoz y su hijo, Cristian Menacho , eran personas de muy baja relevancia en la estructura socialista y ninguno de los hechos descritos en las denuncias -que calificó de «absolutamente impresentables»- tienen que ver con acciones del PSOE.

Se trata de una línea de argumentación que se ha transmitido de forma no oficial en algunas ocasiones. La dirección socialista sostiene que en ningún caso hubo trato de favor , que el dinero se le asignaba limpiamente y que si se hacía algo irregular era todo responsabilidad de los gestores de la organización. Se afirma también que, si realizaban labores de «agit prop», no eran ordenadas por nadie sino actitudes puramente voluntarias. Que Muñoz y Menacho no eran nadie pese a figurar en listas electorales. Literalmente, esa fundación de la que usted me habla.

El caso Guadalquivir Futuro se ha mantenido abierto tanto tiempo por varias razones. La instrucción judicial se ha alargado más de lo previsible y las ayudas eran tantas que desanudar lo anudado ha resultado complejo. Políticamente, Teresa Rodríguez y David Moscoso (Podemos) se tomaron el asunto en serio y le dieron visibilidad, lo que despertó el interés de una televisión nacional, La Sexta, que le dedicó un programa específico. Establecer una relación directa entre la arquitectura del PSOE, en concreto la del distrito Sur al que pertenece Durán, y Guadalquivir Futuro no ha sido exclusiva de ABC sino conclusión de todo el que ha investigado el asunto seriamente. Le pese a quien le pese.

A estas alturas, no resulta compatible con la realidad sostener que Guadalquivir Futuro era una organización perceptora de fondos más. Según han comprobado las distintas instituciones que cebaron su presupuesto, no reunía las condiciones mínimas para manejar dinero público con la seriedad que se exige. Las mordidas a los trabajadores serán el hecho punible -que por cierto estamos pagando entre todos vía Fogasa - pero el PSOE sigue sin hacer un mínimo acto de contrición sobre su grado de responsabilidad que es haber puesto mesa, mantel, copa y puro a quien lo ejercía. A cambio de tener un brazo social en un barrio de Córdoba, la entidad era distinguida con lo máximo posible, lo que pone seriamente en duda la higiene en la concesión de ayudas. Ya veremos qué dinero se recupera de los miles de euros que ahora se están reclamando. Mi apuesta es de cero euros.

No es cierto que, a raíz de que surgiera el escándalo, se adoptase una actitud empática con los trabajadores que estaban denunciando. Lo hizo, prácticamente en exclusiva, el delegado territorial de Empleo, Manuel Carmona , que puso en marcha la estricta letra de la legislación administrativa. Para recuperar lo que es suyo, el PSOE podría haber ayudado, por ejemplo, facilitando la defensa legal de los trabajadores, que han tenido que buscar y pagar abogado y procurador. Para eso, tendría que haber existido la conciencia mínima de que algo tuvo que ver con un irresponsable manejo de los recursos públicos de la Junta, el Ayuntamiento y la Diputación. Que es lo que no ha pasado.