Pretérito Imperfecto

Abanicos y revolución

El dilema hoy en el Sector Sur, Moreras, Guadalquivir, Palmeras, Fuensanta, Fray Albino es extremo: arruinarse o asfixiarse

Dos vecinas del Sector Sur se abanican en el interior de su piso este pasado viernes en Córdoba Rafael Carmona
Francisco Poyato

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El dilema en el Sector Sur es extremo: arruinarse o asfixiarse. O el del Guadalquivir, las Moreras, Palmeras, Fuensanta o Fray Albino.... Cuarenta grados a la sombra. Butacas a la calle. Abanicos de paciencia y ‘jaulas’ recalentadas de pensamientos. Pobreza estadística en el INE. Ránking de barrios pobres a la española. Pobreza energética en el buzón . Tarifa punta, valle o llano. Hasta la punta del valle estamos hablando llano. La bolsa del supermercado o la vida. La compra o la lavadora. Los medicamentos o el secador. El ventilador o las mascarillas. El virus, la gasolina y el kilowatio.

Los que exaltan la revolución en Cuba con todos los gastos pagados no aparecen por el barrio cuando se les espera para que den una simple explicación. Están defendiendo a la dictadura caribeña, chiiico. Reparten carnés de demócratas a quienes se salen del guión bajo el aire acondicionado de las estancias públicas. Tonterías a cargo del presupuesto.

El ministro de Consumo , cuando no era nadie —la única diferencia ahora es el cargo, los emolumentos y las prerrogativas que le queden después, pero sigue siendo nadie— venía a la Córdoba que ahora se asfixia por dentro y por fuera. Venía con sus camaradas locales de la ‘gauche caviar’, cubanita de marca, a hablar de revolución y ron, del kilowatio derechón al que ahora han hecho humilde auspiciando, con otro son, el mayor atraco energético que han sufrido los bolsillos españoles en años. Mojito guasón en el Rincón Cubano.

Entonces se predicaba mucho sobre la pobreza energética en los salones de plenos. Paradas en el camino y carteles de protesta. Postureo. Recogida de firmas. Empresas municipales de la luz y oficinas de rescate. Puertas giratorias. Mutis por el foro al llegar la moqueta roja.

La revolución hoy en Córdoba empieza por un ascensor y acaba en un aparato de aire acondicionado o un básico refrigerador que se pueda pagar. Así estamos. Esperando al ‘facturazo’ como quien espera el trágico diagnóstico del galeno. La clase media busca ventiladores de techo y el silencio de la madrugada soporífera se llena de sueños centrifugados. La clase que no llega mira al techo pero no encuentra el ventilador en una noche cerrada de desesperación. Abanicos y revolución.

Ahora la revolución en Córdoba es un ascensor para salir de una ‘cárcel’ en la tercera planta y unas piernas agotadas frente a las escaleras de un viejo bloque con gorra de uralita. Cuarenta grados a la sombra. La revolución en la Fuensanta y Santuario llega ahora, décadas después de que la prometieran con letra y música de Pablo Milanés en un mitin en la plaza de la Juventud como cada cuatro años.

¿Dónde están ahora? ¿Revolución o kilowatio? De vacaciones ni hablamos. Chapuzón en hora punta. Una vuelta por el Sur del Sur. Un soplo de realidad. La gente y la casta. Trileros de palabras. Abrazos, besos y palmaditas en la espalda. Abanicos y revolución.

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