Muestra

Exposición «Greguerías Ilustradas» | Un disparatado retrato de los años 30 en Córdoba

La sala Vimcorsa acoge hasta el 13 de septiembre una exposición sobre Ramón Gómez de la Serna organizada por ABC

Una mujer contempla elementos de la exposición Miguel Ángel

Hugo Barcia

Un garabato de un coche que simula ser una ballena y empapa a los viandantes, una salsera que sirve de cuna al aceite y la vinagreta a la vez que los mece como si se tratarán de recién nacidos o un hombre que se transforma en un director de orquesta mientras contempla el menú de un restaurante. Parecen conceptos imposibles de relacionar entre sí, pero todos comparten un mismo origen: la fabulosa imaginación y el impecable trazo de Ramón Gómez de la Serna.

Cada uno de estos dibujos viene acompañado de un breve texto, en el que el escritor y periodista español saca a relucir su reconocida faceta vanguardista para retratar de la manera más extravagante al mismo tiempo que transparente posible la sociedad española de principios de siglo XX con la que le tocó convivir.

Y es que las tres ideas anteriormente descritas constituyen tan solo una pequeña proporción de las más de 300 creaciones que Gómez de la Serna creó para la revista «Blanco y Negro» entre 1930 y 1935 y que dividió en cinco títulos: «Cifras de París», «Cifras de Alemania», «Cifras de ahora», «Greguerías ilustradas» y «Greguerías».

Colección ABC

Cien de sus obras, pertenecientes al Museo ABC , están expuestas hasta el próximo 13 de septiembre en la sala Vimcorsa esperando a que el visitante se acerque a la primera de ellas y acuda a él un sentimiento de extrañeza al terminar de leer el texto que acompaña la imagen. Esa sensación de no saber qué hace uno ahí exactamente , en una sala repleta de garabatos y frases que describen un tiempo muy lejano, seguirá vigente mientras termine de contemplar la segunda obra, pero poco a poco se desvanecerá ligeramente cuando se fije en la tercera, la cuarta, la quinta... y así sucesivamente hasta que definitivamente su imaginación se traslade a la España de los años 30 . Es el efecto de las exposición «Greguerías ilustradas» de Ramón Gómez de la Serna que ha traído ABC a Córdoba.

«Sobre todo es una crónica de época, un relato del Madrid de su tiempo», cuenta a ABC Óscar Fernández , comisario de la exposición que continúa explicando que Gómez de la Serna «se dedicaba a pasear por la ciudad y a descubrir esos otros personajes , esas situaciones de la vida moderna» y a escribir sobre ellas más tarde. A pesar de la naturaleza peculiar de su exposición, desde su apertura a mediados de junio ya han sido más de 1.500 los visitantes que se han dejado fascinar por la labia de Gómez de la Serna. Es un dato atípico, por supuesto, pero igual de atípica es la situación que atraviesa el planeta sumido en una pandemia de Covid-19. Aun así, el propio Fernández admite que se esperaban esas cifras cuando abrieron y que su principal objetivo por aquel entonces era « volver a la normalidad lo antes posible para que quien quisiera pudiera visitar una exposición nueva en la ciudad». Y es que si de algo alardea Fernández es de haber sido «la primera sala de la ciudad en abrir tras el confinamiento», con los riesgos que eso acarrea.

«Creo que el número de visitas es positivo y que aumentará en septiembre», cuenta el comisario de la muestra, quien espera que el regreso de los cordobeses a la capital tras el verano revitalice la exposición de la colección ABC . La ausencia de turistas este año en Córdoba ha jugado una mala pasada a la colección, que ha sido visitada tan solo por cordobeses «y por nuestro público más fiel», indica Fernández.

Orden cronológico

La disposición de la muestra respeta la cronología con la que fueron publicándose las obras en la revista «Blanco y Negro» , permitiendo al visitante contemplar las creaciones de Gómez de la Serna respetando un orden lineal. No obstante, esta no es una obligación, sino que los asistentes pueden optar por seguir el camino opuesto: comenzar con las últimas obras publicadas en 1935 e ir retrocediendo con ellas en el tiempo hasta llegar a los ejemplares primigenios.

A lo largo de la exposición, el visitante comprobará con gracia cómo el autor retrata y describe situaciones de los años 30 que ya quedaron obsoletas hace mucho tiempo, mientras que se fascinará -o indignará- al ver que otras siguen siendo aún hoy en día cotidianas a su pesar. A la primera categoría, la de las situaciones ya en desuso, pertenecen obras que muestran por ejemplo a un botones en un café que porta «un pendón con campanilla en cuyo encerado se destaca el nombre del señor al que llaman por teléfono», reza el texto. También se puede resaltar otra que retrata a un fotógrafo de jardín de la época que «toma su aspecto de toro bravo cuando se mete debajo del paño negro y parece embestir con el unicornio del objetivo». Imágenes evocadores, sin lugar a dudas, pero que describen circunstancias reales de esos tiempos.

Sin embargo, Gómez de la Serna también caricaturizó y describió situaciones cómicas que se pueden seguir viendo en el día a día del siglo XXI. Son incontables las obras que se pueden incluir en este apartado, hecho que acerca al visitante a empatizar con la sociedad que pisó este país 100 años atrás, puesto que ambos han compartido, en distintas épocas, experiencias similares. Entre esas obras se encuentran la antes citada imagen de un comensal mirando atentamente el menú asemejándose al «músico que repasa la partitura y tararea sus motivos» u otra que pinta sobre el papel el momento en el que la pelota y la cabeza del futbolista coinciden en un mismo ángulo, dando a entender que el deportista tiene un balón por sesera.

Otros elementos

La colección también dispone de elementos menos abstractos , como una sucesión de fotografías de Gómez de la Serna en su vida cotidiana: recostado en su despacho , trabajando en sus creaciones o sentado en un café de la época compartiendo animadas charlas, quién sabe si sobre sus greguerías, con varios coetáneos. Son imágenes que no llaman tanto la atención como el resto de las obras, pero que también sirven para despertar la imaginación del público y reflexionar sobre cómo sería vivir en esos tiempos.

Decía Ramón Gómez de la Serna en su obra «Disparates» que debido a que «todas nuestras credulidades, nuestras deducciones y nuestras altiveces son disparates, el disparate es la forma más sincera, pues, de la literatura.» Llámesele disparate o d osis exageradas de imaginación , pero así es como él concibió sus Greguerías: tratando de representar las realidades y situaciones del día a día de su época desde un punto de vista disparatado.

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