Contramiradas

Esperanza Delgado, cantante de Córdoba: «No puedo hacer otra cosa sin morirme de pena»

«Me gusta mucho el flamenco. No creo que Rosalía sea cantaora pero lo respeta», asegura la artista que triunfó en «La Voz»

Aristóteles Moreno

Tocó el cielo con los dedos en 2016. Entre decenas de miles de aspirantes, se coló en las semifinales de «La Voz» gracias a su garganta de terciopelo. Cuando se bajó de la nube, compró billete para Boston, donde lleva tres años estudiando en el Berklee College of Music. Ahora se encuentra provisionalmente instalada en la casa paterna de Alcolea . La pandemia y algún contratiempo familiar la retienen en España hasta nuevo aviso. Pero volverá a EE.UU. Y lo hará para intentar abrirse camino en el único oficio al que está dispuesta a entregar su vida.

¿De dónde brota esa voz tan hermosa?

Hay una parte de naturaleza pero son muchos años cantando . Escucho mucha música de todos los estilos. Detrás de todo lo que sobresale siempre hay mucho trabajo.

¿Y cuándo supo que tenía un don?

Cantando en el cole . Veía que caía mejor a la gente y se juntaban conmigo. Yo era la «gordita» y cuando llegué a Alcolea era también la «nueva». Esos años no fueron fáciles. En los recreos, hacían un círculo para que yo cantara y me pedían la del «Titanic» de Céline Dion.

El perfil

Esperanza Delgado (Córdoba, 1994) no proviene de una estirpe de músicos. Todo lo más, una bisabuela suya estuvo a punto de hacer la maleta y plantarse en Madrid gracias a sus facultades vocales. Pero la familia dijo no. Sus padres son veterinarios . En casa se ha escuchado flamenco, copla, salsa y boleros. Fue «Operación Triunfo » lo que espoleó su pasión artística. Tenía apenas 6 años cuando el concurso televisivo arrasaba en televisión y ya anunció que quería ser artista. Sus padres no pusieron reparo alguno, pero eso sí: al Conservatorio para empezar la casa por los cimientos . Con 18 años ya comenzó a hacer bolos en bodas y en los Patios de la Marquesa para sacarse un «dinerito». Luego llegó «La Voz». Lo típico: su amiga Anabel la apuntó al casting y todo lo demás vino rodado como consecuencia de sus prodigiosas cuerdas vocales. «Me sentía muy bien, aunque tuve que hacer terapia porque me ponía muy nerviosa en los directos ». De eso hace ya cuatro años. Y ahora está a punto de abrir una nueva página en su carrera hacia la gloria.

Dígame un adjetivo que defina su timbre vocal

Yo soy malísima para eso. Quizás diría que es un timbre redondo o aterciopelado.

¿Somos dueños de nuestro talento?

Siempre he pensado que sí, pero cuanto más lo comparto pienso que no. Si tienes talento, y disfrutas compartiéndolo, ya no es tuyo. Tienes la responsabilidad y el honor de poseerlo, pero no es tuyo.

¿Y cómo anda de ego?

Mejor que hace unos años. Todas las personas estamos en un constante descubrimiento en un mundo que nos pone mucha presión, sobre todo, a las mujeres por el tema de agradar. Cuando basas tu identidad en agradar, el ego te machaca. Tenemos la suerte de cobrar por algo que te hace feliz. Nos «emparanoyamos» queriendo gustarle a todo el mundo . Y debes desvincularte de ese lastre.

¿Cómo es cantar delante de Alejandro Sanz?

Muy guay. Es un tío muy atento , al que le gusta mucho el arte. Igual que cantar delante de cualquier persona que te escuche con los cinco sentidos. Cuando conectas con el público lo importante es que surja esa magia. Alejandro tenía ese poder de apreciar sensitivamente todo. Es un maestro.

Y después de «La Voz», ¿qué?

Sigo con mis estudios. He hecho unos poquitos conciertos en Córdoba y en septiembre del año que viene termino la carrera.

¿Cuál es su próxima estación?

No lo sé. Tenía pensado mudarme a Los Ángeles o Nueva York cuando termine pero esta enfermedad me ha puesto boca abajo.

¿Qué espera encontrar en Los Ángeles?

Para empezar, mejor clima que en Boston , que hace mucho frío. Hay mucho movimiento, cultura latina y más hispanohablantes . Me parece un buen sitio para empezar. Soy cantante, pero también he estudiado producción y composición contemporánea. Allí hay muchas oportunidades.

¿Qué es lo que no enseña el Conservatorio?

Me puedo explayar en este tema pero tampoco quiero enemistarme con nadie. En el Conservatorio clásico hay muchas cosas que se quedan en el tintero, como la improvisación . Hay musicazos clásicos que no pueden improvisar. Tampoco aprendí a cómo se vive siendo cantante . Eso sí: la técnica vocal clásica que aprendes es buenísima.

La oportunidad

Esperanza Delgado estudiaba Filología Inglesa en la Universidad de Córdoba cuando irrumpió en su vida «La Voz». Lo que empezó siendo un juego acabó convirtiéndose en un trampolín inesperado para lanzar su carrera artística. «Fue una experiencia súper buena. Aprendí muchísimo. A conocerme y a soportar mucha presión. Yo fui a todos los directos y participé hasta el penúltimo». Tenía solo 21 años . Dio un salto de gigante en un escaparate público que te obliga a enfrentarte a todos tus miedos. «Me acuerdo mucho de los nervios que pasé . Llegas a dudar de ti y de tu talento», admite.

Alejandro Sanz la apadrinó para su equipo y se convirtió por unas semanas en una estrella de la televisión. Fueron días de celebridad. En Córdoba, la paraban constantemente por la calle y en Alcolea, aún hoy, cuatro años después, Esperanza Delgado sigue siendo la chica de «La Voz». Un año después, en 2017, tomó un avión con destino a Boston. Ya antes del concurso televisivo había conseguido una beca para cursar estudios en una de las academias musicales más prestigiosas del mundo. Logró aplazarla hasta que concluyó el famoso programa de jóvenes artistas, donde alcanzó las semifinales.

Berklee ha supuesto un salto extraordinario para su formación. Ha mejorado sus facultades vocales y ha ensanchado sus conocimientos musicales en composición, producción y arreglos. También le ha permitido entrar en contacto con jóvenes artistas de medio mundo. Fruto de ese intercambio creativo, Esperanza Delgado formó junto con otras cuatro chicas el grupo Mestizas , que fusiona flamenco, jazz y música latina. Una cubana, dos uruguayas y dos españolas componen la formación.

La pandemia de coronavirus ha trastocado todo el calendario y las clases presenciales han tenido que ser sustituidas por aulas «online».

Díganos la verdad: ¿Adele o Rocío Jurado?

Me ha mencionado a dos grandes. Quizás haría un híbrido. Pero no: me quedo con Rocío Jurado . Es la más grande. De hecho, tengo una gata que se llama Rocío.

¿Qué aprendió en EE.UU.?

Muchísimo. Eso da miedo. Vuelvo con dolor de cabeza siempre porque no me cabe ya más información . Y he aprendido a ser adulta. Aquí vivía sola pero estaba cerca de Alcolea. También a ser un instrumento más, a escuchar y a ser más humilde.

Para Esperanza Delgado, ¿todos los caminos conducen al escenario?

Para mí, sí. Yo sé que termino ahí. No existe otra posibilidad. Me gusta componer, producir, arreglar . Sé lo que soy. Y yo soy cantante de escenario. No puedo hacer otra cosa sin morirme de pena.

¿Y si tiene que tirar la toalla?

No la puedo tirar. A lo mejor puedo terminar viviendo de otra cosa . Pero me buscaré la vida. Aunque sea poner un bar y cantar lunes, miércoles y viernes. No hay otra cosa que me guste hacer.

¿Y saldremos de esta?

Por supuesto que sí. Está entrevistando usted a Esperanza.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación