SOCIEDAD

Educación Permanente en Córdoba: La alfabetización digital centra los esfuerzos de la formación de adultos

Los centros que antes enseñaban a leer y escribir a los mayores se reinventan para adaptarles al presente tecnológico

Una profesora imparte clase a adultos en el IES Averroes VALERIO MERINO

Irene Contreras

Antonia tiene 77 años y va al colegio. En concreto, al Centro de Educacion de Adultos que tiene su sede en el colegio Algafequi, donde la mañana es adolescente y las tardes, de los mayores. Sabe leer y escribir porque estudió, cuenta, en un colegio de monjas, pero se le dan fatal «las cuentas». Por eso (y también para huir de la soledad) acude desde hace años al Centro de Educación Permanente (CEPER) Fuensanta y vive su segunda edad escolar. Su perfil fue un día el más habitual en los centros de estas características, durante años en los que la educación de adultos realizó una importante labor de alfabetización con una generación que creció sin pisar una escuela o pisándola poco. Eran otros tiempos. Muchos de los mayores de hoy dejaron pronto el colegio para ponerse a trabajar, pero la mayoría lo hizo tras obtener la formación mínima que permite desempeñarse en cualquier ámbito.

Ahora, las necesidades de la generación en edad de jubilación son otras. Las competencias digitales , básicas para desempeñarse en un mundo tecnológico que hace tiempo que dejó de ser futurista, representan junto al aprendizaje de idiomas una de las demandas de formación más habituales en la Educación Permanente . Lo explica una profesional con casi 40 años de labor educativa a sus espaldas: Natividad Saiz dirige el CEDER Fuensanta y afirma que desde hace más de una década se ha producido un cambio radical tanto en el perfil del alumnado como en sus necesidades. Si antes la mayoría del alumnado la conformaban mujeres mayores analfabetas , ahora la formación básica la demandan cada vez más personas extranjeras . Los mayores de 60 años ya no necesitan aprender a escribir, sino entenderse con las nuevas tecnologías que evolucionan a un ritmo que no son capaces de seguir. «Eso también es alfabetización, pero tecnológica», apunta.

Si antes la mayoría del alumnado eran mujeres mayores analfabetas, ahora hay un repunte de personas inmigrantes

Esa alfabetización no se limita a enseñar a encender y apagar un ordenador, a utilizar un procesador de textos o a mandar correos electrónicos. Tampoco a entenderse con el teléfono móvil ni a mandar audios por WhatsApp, hábitos a los que los usuarios se adaptan de forma más o menos intuitiva. La verdadera campaña que llevan a cabo estos centros va más allá porque el reto no está en habituarse a los dispositivos tecnológicos sino al contexto digital . Aprender a distinguir los bulos en tiempos de «fake news» o adquirir las destrezas necesarias para poder realizar acciones cotidianas cada vez más digitalizadas -por ejemplo, trámites bancarios o con la administración- son algunos de los desafíos para vencer la brecha tecnológica .

Titulaciones regladas

Según datos de la Junta, unas 21.000 personas participan en los diferentes programas que conforman la red provincial de Educación Permanente. Se prestan en 14 CEPER y 62 secciones, seis escuelas de idiomas y 27 institutos. Los planes de carácter finalista, destinados a la adquisición de la titulación de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) o de Bachillerato, son los más solicitados por una cuestión lógica. Quienes acceden a ellos son personas que necesitan obtener una titulación oficial para promocionar en sus empleos, jóvenes que han sido casos de fracaso escolar o trabajadores no cualificados que se han quedado en paro y buscan ampliar sus perspectivas en un mercado laboral difícil. Javier Mohedano es jefe de estudios del IES Averroes , uno de los centros que presta este tipo de enseñanza, y explica que aunque hay un reducto de personas que acuden movidas por el simple placer de aprender, el perfil mayoritario es el de gente que necesita obtener el título de graduado.

La labor social que realiza la Educación Permanente es especialmente importante en barrios como el Sector Sur , con alarmantes cifras de paro y una serie de clichés asociados a las clases bajas que tratan de sacudirles potenciando la autoestima de los alumnos, demostrándoles que son capaces de plantearse objetivos y superarlos. Allí, afirma, existe además un porcentaje elevado de alumnado inmigrante con dificultades idiomáticas a los que atienden a pesar de no contar con los recursos necesarios, y jóvenes con necesidades especiales que han agotado sus años de edad escolar sin recibir la atención especializada que requieren para progresar académicamente. En la Educación Permanente encuentran, afirma, un espacio más cómodo para su desarrollo con ratios más reducidas y grupos diversos y por tanto más acogedores que los de un instituto «normal».

Aulas heterogéneas

Si algo caracteriza a las aulas de la Educación Permanente es la heterogeneidad de su alumnado. Eso es un problema y a la vez una oportunidad. El inicio de curso, explica Mohedano, suele ser difícil por el trabajo que requiere que la clase se adapte a un ritmo común. Una vez se logra este objetivo, dice, todo va sobre ruedas. No hay comportamientos «disruptivos» por parte de los jóvenes porque quien estudia en la Educación Permanente lo hace por voluntad propia y no por obligación del sistema. A los más jóvenes, esos que han salido de la educación reglada por unos u otros motivos, les sirve para tomar conciencia de la realidad. Los que pudieron ser «gamberros» en el instituto ni se plantean repetir esa actitud en un aula a la que ven llegar a compañeros sacrificados, «que vienen de echar horas en la hostelería, en la construcción o en la limpieza de casas», afirma el profesor. Esa diversidad de perfiles también obliga a personalizar la educación con tutorías y actividades complementarias teniendo en cuenta, por ejemplo, que no se puede exigir la misma dedicación a la madre que cuida de tres hijos que a un joven desempleado que vive con sus padres.

En las clases para adultos conviven jubilados con jóvenes que fracasaron en la educación reglada y parados que retoman sus estudios

Además de los programas destinados a la formación básica de adultos y los que preparan a los alumnos para obtener las titulaciones de ESO o Bachillerato, la Educación Permanente contempla otros planes dirigidos a aquellos mayores, muchos de ellos ya jubilados, que se entregan al placer de aprender. Para ellos existen cursos de hábitos de vida saludable , donde aprenden nociones básicas de nutrición y que son muy demandados por las mujeres, o de Patrimonio Andaluz , que atraen a personas con interés por el arte y la historia, normalmente de un perfil cultural alto y sin más motivación que la pasión por el conocimiento. Algunos centros desarrollan además programas europeos, como el que coordina el CEPER Fuensanta sobre « Digital Storytelling », que consiste en incorporar la técnica de la narración digital a la enseñanza.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación