Las Cruces de Mayo de Córdoba devuelven la vida a las calles para celebrar la primavera

No hace más de una semana que los mejores caldos de Montilla-Moriles regaban las gargantas de aficionados y neófitos en la Cata del Vino y la ciudad ya se encuentra sumida en un escenario distinto. Las Cruces de Mayo de Córdoba inauguraron el miércoles oficialmente el mes de las flores, porque todo lo anterior no fue más que un preámbulo. De altura, pero un preámbulo.

Así es esta época del año en la ciudad: una sucesión frenética de celebraciones que se pisan los talones unas a otras y tienen como objetivo común devolver la vida a las calles, lanzando al olvido un frío invierno de reclusión que ya es historia. Las 52 cruces que participan en el concurso sirvieron al mediodía sus primeras rondas. Y la jornada, soleada y festiva, acompañó a vecinos y turistas a celebrar la ocasión.

Aunque la fiesta hunde sus raíces en la religiosidad, hace tiempo que en el Mayo Cordobés la cruz no es ya símbolo de redención, sino de alegría. El símbolo común de esta celebración se rodea de exornos diferentes y cada año reconvierte el espacio urbano en el que se yergue regalando una nueva postal. Serán esos montajes los que el jurado valore para seleccionar a los premiados de las distintas categorías, y en torno a ellos se bailaron las primeras sevillanas de mayo y se volcaron las primeras jarras de rebujito y se apoyaron en la barra los primeros codos para pedir raciones en la que empapar tanto líquido.

Y con la tarde ya cansada de las familias cediendo el testigo a la juventud nocturna se desarrolló el primer día de una fiesta que tendrá este jueves su segunda entrega y promete no bajar el nivel hasta el domingo. Por lo general, las buenas previsiones meteorológicas -alguna lluvia leve puede empañar la tarde de hoy- vaticinan esplendor para una fiesta que siempre se hace corta.