Patrimonio

El Cristo de los Faroles de Córdoba, lo que se retoca y mejora para no cambiar nada

La plaza de Capuchinos se ha consagrado en un siglo como esencia de Córdoba con muy pocas modificaciones

El soterramiento de los cables de la plaza de Capuchinos acabará el primer trimestre de 2022

El Cristo de los Faroles, en la plaza de Capuchinos de Córdoba Valerio Merino
Luis Miranda

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En los viejos fotogramas de la película que protagonizó A ntonio Molina , en las imágenes de la plaza atestada de los entierros de Julio Romero de Torres y Manolete , en los recuerdos de la visita de los entonces príncipes Juan Carlos y Sofía y en todas las fotografías de las últimas décadas hay que recurrir a la textura de la imagen, a la vestimenta de las personas y a pequeños detalles para encontrar la época. En la plaza de Capuchinos han pasado muchas cosas, pero casi nada cambia ni en la cal de las paredes ni la estampa del Cristo de los Faroles .

El Ayuntamiento de Córdoba realiza unas obras que soterrarán los cables para seguir embelleciendo el lugar y que son el último escalón de una larga historia en que casi todo lo que se ha tocado ha sido para que el rincón, uno de los más admirados de Córdoba, sea cada vez mejor sin dejar de ser profundamente fiel a su esencia .

Una pintura moderna en el atrio del convento del Santo Ángel cuenta de forma idealizada la historia de su creación. En 1786 visitó Córdoba el beato Fray Diego José de Cádiz , un capuchino que se distinguió por la fuerza de su predicación en toda Andalucía. A él se le atribuye el impulso de construir una imagen de piedra en la zona próxima al convento de sus hermanos.

El Cristo de los Faroles, todavía sin reja, en una imagen antigua ABC

Se encargó a Juan Navarro León , que realizó al Cristo en mármol blanco y la cruz en mármol negro, y colocó los primeros faroles. Se bendijo en el año 1794 como Santísimo Cristo de los Desagravios y Misericordia .

Era en su origen la culminación de un vía crucis que empezaba que subía por la cuesta del Bailío y del que todavía quedan los cruces. Muchos recuerdan todavía a mujeres seguirlo de rodillas para culminar ante la imagen de piedra.

El Cristo de los Faroles fue uno de los pocos que sobrevivió a la supresión de los humilladeros y altares populares que proliferaban por toda la ciudad, y que el jefe político Ángel Iznardi ordenó retirar en 1841. Al llegar al siglo XX ya era un icono de devoción y estético, iluminado por los faroles, pero hasta hace un siglo no adquirió la imagen con que los cordobeses de hoy lo conocen.

Un devoto, que se encargaba de su cuidado, encontró que era necesario protegerlo , como estaban otros monumentos y triunfos, y promovió la reja actual, que se instaló el 1 de marzo de 1924. Tuvo entonces polémica, aunque hoy forma parte de la esencia del conjunto, y así lo plasmó Julio Romero de Torres.

Don Juan Carlos y Doña Sofía, en 1964, entonces Príncipes, se dirigen a la iglesia de los Dolores Ladis

Antes, en 1922, el cine ya se había fijado en este rincón, que apareció en la película ‘Carceleras’ , una de las más antiguas de la filmografía española. Las restantes consolidaron su imagen, muy especialmente la llamada ‘El Cristo de los Faroles’, protagonizada por Antonio Molina en 1958.

Aparece también en ‘La casa de las palomas’ (1972), en ‘Yo soy esa’ , que protagonizaba Isabel Pantoja, y en una gran producción internacional: ‘Callas forever’ , en que Fanny Ardant daba vida a la gran soprano y paseaba en coche de caballos por la plaza de Capuchinos.

Instalación artística en la plaza de Capuchinos durante la candidatura de Córdoba a Capital Europea de la Cultura Rafael Carmona

Por allí habían pasado reyes, príncipes y presidentes del Gobierno. En 1862 Isabel II , en su visita a Córdoba, pasó por la plaza para visitar a la Virgen de los Dolores , ya una de las grandes devociones de la ciudad. En 1964 hicieron lo mismo los entonces Príncipes de España, Don Juan Carlos y Doña Sofía y en 1980 estuvo el primer presidente de la democracia, Adolfo Suárez . Hasta allí llegó en octubre de 2020, a lomos de su caballo, el torero José Antonio Morante de la Puebla para rezar de rodillas .

Conoció también el Cristo de los Desagravios y Misericordia sinsabores, como la pintada vandálica de 2002 , cuando un joven le dibujó una esvástica , entre otras señales hirientes. La reacción de la sociedad dejó ver el dolor por actuar en un lugar muy querido para Córdoba. Desde entonces se ha restaurado dos veces más y en la última ha recuperado los colores originales . Hoy sólo las antenas de los bloques a la espalda pueden ser testigos de cambios.

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