Coronavirus Córdoba

El Banco de Alimentos de Córdoba recurre al Ejército por la avalancha de peticiones

Diez militares de la BRI X ayudan a clasificar y a repartir comida todas las mañanas a la organización, que suma 15.000 beneficiarios más por el Covid-19

Militares de la Brigada, en las instalaciones del Banco de Alimentos ÁLVARO CARMONA

Rafael A. Aguilar

LA situación es crítica. El Banco de Alimentos Medina Azahara , con sede en las antiguas instalaciones del Matadero Municipal, en el Campo de San Antón , ha tenido que recurrir al Ejército de Tierra para que le ayude a clasificar y repartir comida entre los ciudadanos que peor lo están pasando por la pandemia.

Un contingente formado por diez militares de la Brigada «Guzmán El Bueno» X con base en Cerro Muriano acude desde el 16 de noviembre al almacén de la institución solidaria para ayudar a sus responsables, y lo hacen un turno comprendido entre las 9.00 a las 14.00 horas.

El presidente del Banco de Alimentos de Córdoba , Carlos Eslava , explica el cometido del grupo castrense: «Uno de nuestros principales temores es que se produzca un contagio entre nosotros y no podamos responder a todas las peticiones de ayuda que tenemos, que cada vez son más, así que hemos extremado las medidas de control y hemos tenido que limitar el número de voluntarios: el apoyo de los militares es fundamental ahora, cuando más lo necesitamos».

«Hemos tenido que prescindir de los voluntarios por temor a que haya un contagio», afirma Carlos Eslava

Los componentes de la BRIX , que se integrarán en el dispositivo del Banco de Alimentos hasta el próximo 16 de diciembre, están encargados del auxilio en la clasificación y reparto de la comida y bienes básicos de consumo a los más de 40.000 beneficiarios que suma ya la entidad sin ánimo de lucro: se trata de 15.000 demandantes de ayuda más de los que se contaban el pasado marzo, antes de que comenzara el primer Estado de Alarma , el confinamiento que llevó aparejado en sus primeras semanas y la crisis económica que provocaron —el aumento de peticiones de alimentos ha sido del 60 por ciento en apenas ocho meses —.

Un militar toma nota de los alimentos ÁLVARO CARMONA

Cierto es que la colaboración de la Brigada «Guzmán El Bueno» con el Banco de Alimentos no es nueva. «Éste es el séptimo año que nos echan una mano, y siempre tratamos de que coincida con la Gran Recogida de Alimentos », indica en este punto Carlos Eslava. La Gran Recogida comenzó el pasado lunes y concluye este fin de semana. «No es una campaña cualquiera: por el coronavirus no hemos tenido más remedio que introducir modificaciones», añade Eslava . La principal novedad es que se prescinde de realizar acopio de productos físicos y la organización recurre a donaciones económicas para la compra directa de comida desde los almacenes, sin poner el riesgo a donantes y voluntarios .

¿Qué más funciones tienen encomendadas los militares? Una fundamental es poner a punto el dispositivo para la distribución de comida especial con motivo de la proximidad de las fiestas navideñas. «A comienzos de noviembre hemos adquirido alimentos básicos por valor de noventa mil euros, sobre todo las tres legumbres, pasta, galletas y leche, a lo que se suman latas de atún, colacao y potitos para los niños pequeños», precisa el máximo responsable del B anco de Alimentos Medina Azahara , que apostilla que la institución ya ha concluido el reparto entre la población del material comestible que ha donado la Unión Europea .

El comedor Prolibertas de los trinitarios está a pleno rendimiento y sirve cada día 160 raciones de comida

Que el Ejército preste su ayuda al Banco de Alimentos es un ejemplo de que las situaciones difíciles despiertan a a veces el espíritu colaborador de la sociedad. El coordinador del comedor de la Fundación Prolibertas de los Trinitarios , Eduardo García, da fe de que la pandemia ha avivado el lado solidario de no pocos ciudadanos. «Esta semana se presentó en la puerta de nuestra casa una vecina con cuatro pollos. Que eran para nosotros, decía. Es solo un ejemplo, un detalle, pero hay más: cada vez hay más personas que nos llaman porque quieren ser voluntarias de nuestra organización y más empresas o particulares que nos hacen donaciones económicas o en especie», declara García.

Un trabajador de la Fundación Prolibertas en el reparto de alimentos VALERIO MERINO

La actividad de los últimos meses de la Fundación Prolibertas da la medida, también, de las necesidades crecientes de los sectores de la población a los que la pandemia está afectando de un modo más cruel. «En estos momentos no bajamos de las 160 comidas al día en nuestro comedor, y además atendemos a dieciocho familias, a las que les damos alimentos para toda la semana», informa el responsable de la organización solidaria trinitaria, que tiene su sede junto al colegio concertado que dirigen los frailes de esa orden. Los recursos de la institución se completan con el centro de día situado en Lepanto, y que lleva el nombre de Casa Libertad .

«Allí tenemos limitaciones de acceso por las normas propias del coronavirus: pueden estar unas cuarenta personas a la vez, y se llena todos los días. En la Casa Libertad disponemos de servicio de ducha y de ropero», añade Eduardo García, que explica el alza de la demanda de auxilio no solo por el Covid-19 sino por la campaña de la aceituna en marcha, que trae a Córdoba a muchos extranjeros de paso.

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