Una controladora organiza la cola a la entrada de uno de los patios de San Basilio
Una controladora organiza la cola a la entrada de uno de los patios de San Basilio - VALERIO MERINO
MAYO FESTIVO

Las colas vuelven a florecer en la Fiesta de los Patios de Córdoba

Los propietarios censuran la decisión del Ayuntamiento de no usar catenarias, que provocó bullas en el Alcázar viejo

CÓRDOBA Actualizado: Guardar
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Bastó con que no lloviera para que las colas florecieran de nuevo en los Patios de Córdoba, abonadas por la decisión del Ayuntamiento de no emplear catenarias para domesticar las aglomeraciones, lo que sí se hizo en 2014 y 2015. Es el resumen de la mañana del primer sábado de esta Fiesta en el Alcázar Viejo, el corazón de esta celebración.

Cuando sus emblemáticos recintos abren a las once, es ya obvio que sólo el agua, y mucha, podrá marchitar la bulla. Media hora después del inicio de las visitas, Araceli López, dueña de San Martín de Roa, 2, advierte de que su calle está «colapsada», «Hay muchísima gente», explica mientras anima a los visitantes a no pararse demasiado y así ayuda a que su flujo sea ágil.

María Isabel, una gaditana, también quiere poner su granito de arena para esto y deja bien claro que hay «un descontrol grandísimo y se cuela la gente». Del tirón, plantea que se empleen catenarias, algo que también demanda la dueña de Martín de Roa, 2. No sólo se acuerdan de ellas en este recinto, sino en otros muchos.

Es el caso de San Basilio, 15, donde su propietario, Ángel Araujo, señala que «estos días de afluencia de gente hubiera venido bien» que las pusieran. No es el único disgusto que le ha dado el Ayuntamiento este año, pues califica de «caos» la contratación de los controladores - llegaron a amenazar con plantarse por su bajo sueldo-, vitales para controlar el acceso a los recintos. Pero sí le parece bien que el Consistorio haya eliminado el sistema de pases con el que el pasado mandato intentó reducir las aglomeraciones.

Los turistas, satisfechos

De vuelta a la jornada del sábado, asegura que está «llenísimo» y lo contrapone con lo sucedido el viernes cuando «hubo gente, pero no como se esperaba por el agua». Al salir de San Basilio, 15 se ve que el agobio de las aglomeraciones hace aflorar en algunos la delación. «Este chico no iba con las señoras», alerta una mujer al controlador, apuntando a que se ha colado. Pero es curioso que, cuando se pregunta a los turistas, tampoco lo de las colas sale destacado. Es el caso, de María Ángeles y de Manuel, matrimonio venido de Plasencia (Cáceres). «Son preciosos. Nos están encantando. Nos gusta todo», aseguran. Al final y cuando se les interroga, sí dicen que lo «único malo» son las colas.

A dos bullas de distancia de esta pareja, está Meri Valle, dueña de San Basilio, 40. «Hay muchísima gente, desde que hemos llegado. De afluencia está como un sábado normal de patios», sentencia. Luego, deja claro que echa «de menos» las catenarias que se instalaron el último bienio. No le produce el mismo sentimiento la eliminación de los pases: «Me parece bien que los hayan quitado. No aportaban nada». Ahora bien, es crítica con el Consistorio: «Suele dejar todo lo de los Patios para última hora».

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