Perdonen las molestias

Verano

Sabemos que ha llegado el estío porque comienzan las obras en la Espartería

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Aristóteles Moreno

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Sabemos que se acerca el verano cuando aparecen las obras en la calle Espartería. En otro tiempo las señales del estío venían en forma de golondrinas. O de mosquitos tigre. Que también. Llegaban un día de pronto las aves migratorias y comenzaban su frenética construcción del nido en la cornisa de los edificios. Entonces sabíamos que se acercaban los exámenes de junio y que estaban a punto de abrir los cines de verano . Ahí es nada. Quien dice la calle Espartería, dice la calle María Cristina o la calle Pedro López.

En las postrimerías de las lluvias de primavera (es un decir), llegan los obreros sigilosos, agrupan el material, colocan las vallas amarillas, arrastran la compresora y, sin comerlo ni beberlo, empiezan a percutir el adoquinado como posesos. Queridos contribuyentes: ha llegado el verano. Las golondrinas, todo hay que decirlo, son infinitamente más silenciosas. Y la ingeniería de barro y plumas con que dan forma a los nidos roza la perfección. Nada que ver con el desorden de escombros y ruido con que los empleados municipales organizan el paso de peatones.

¿Hemos dicho paso de peatones? Pues no nos lo tenga en cuenta. Hemos cruzado por desfiladeros de alta montaña mucho más seguros. Dónde va a parar. Pasadizos aéreos menos acojonantes que el descenso por la Espartería a media mañana . Advertidos están. Porque para percutir el adoquinado y nivelar el suelo urbano no únicamente es preciso tener buen manejo de la maquinaria. Que también. Hay que saber organizar el tránsito de peatones como si fueran a pasar peatones por la calle Espartería. O por María Cristina. O por Pedro López.

Lo acabamos de decir. Está a punto de llegar el verano porque el mercurio ya ha saltado por los aires y l a calle Espartería se encuentra en obras . Otra cosa es averiguar qué clase de obras. Ojo. En los últimos años, hemos visto obras de todos los colores. ¿Tres? ¿Cuatro? ¿Cinco veces? Quien sabe. Seguramente todas ellas por razones perfectamente fundamentadas desde el punto de vista urbanístico y de la exigencia del departamento de infraestructuras. No nos cabe la menor duda. Para empezar, nos anuncia que llega el estío . No exactamente igual que el vuelo callado de la golondrina. Pero sí con idénticas molestias que el mosquito tigre.

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