Perdonen las molestias

Silencio

Facebook y Whatsapp se cortocircuitarony en ese mismo instante cientos de jóvenes abandonaron su silencio sepulcral en la Corredera para lanzarse a una animada conversación

Icono de WhatsApp ABC
Aristóteles Moreno

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Se cayó Facebook y Whatsapp casi a la misma hora en que la Guardia Civil creó en Córdoba sus equipos contra la ciberdelincuencia . No decimos que una y otra noticia tengan una relación directa, pero tampoco afirmamos lo contrario. Las realidades se concatenan, a veces, de forma asombrosa y construyen un relato alternativo con apariencia de verdad. El caso es que los ciberdelitos han crecido en España un 139% en los últimos cinco años y representan ya un 16% del total del índice de criminalidad.

Miguel Bosé , por ejemplo, hubiera interpretado, sin ningún género de dudas, que el colapso de Facebook y Whatsapp fue resultado de la primera operación contra la ciberdelincuencia puesta en marcha por los Equipos @ de la Benemérita . Los conspiranoicos no necesitan demostrar nada para echar a rodar sus hipótesis de trabajo. Cogen dos realidades aparentemente conectadas y levantan un edificio de 15 plantas en menos que canta un gallo. Lo sorprendente es que luego millones de personas ven el inmueble que solo existe en la cabeza de Miguel Bosé a doscientos kilómetros a la redonda.

Lo que sí es verdad es que el ruido ambiente experimentó un crecimiento proporcional a la caída de las redes sociales. Facebook y Whatsapp se cortocircuitaron a las 17.30 horas y justo en ese mismo instante cientos de jóvenes abandonaron su silencio sepulcral en la Corredera para lanzarse a una animada conversación que se prolongó hasta justo la medianoche.

Si lo observamos desde ese punto de vista, las redes sociales funcionan como un interruptor del silencio. Si lo activas, las ciudades caen en un reparador mutismo solo alterado por el claxon de los coches. Y, cuando lo apagas, se pone en marcha un zumbido de diálogos , que no siempre mejoran la paz circundante. De eso saben los padres un huevo cuando abren el periódico al final de una extenuante jornada y los niños se sumergen en el móvil hasta la hora de la cena.

Si yo fuera Miguel Bosé, llegaría a la conclusión de que Mark Zuckerberg ideó Facebook para poner el planeta en silencio mientras él devora tranquilamente una novela de Marcial Lafuente Estefanía sobre una montaña de dólares. Y, oiga, no lo descarto.

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