Perdonen las molestias

Ronda norte

Pues sí: necesitamos cerrar el anillo viario de carriles bici que avance en el diseño de una ciudad plenamente europea

Lugares por donde discurrirá la Ronda norte de Córdoba Roldán Serrano
Aristóteles Moreno

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En efecto, nos falta con urgencia una ronda norte de carriles bici . Y una conexión viaria que permita a los peatones atravesar la ciudad de punta a cabo con eficacia , rapidez y seguridad. No desaprovechemos la oportunidad de llenar el distrito norte (y el sur) con rotondas para patinetes eléctricos y grandes avenidas de niños inquietos. Si Córdoba quiere caminar hacia el futuro, debe cerrar la gran circunvalación urbana de encinares y fresnos que conecte todos los barrios con el oxígeno puro de vida.

Un desafío descomunal como el que tenemos encima exige compromisos que estén a su altura. Voluntad política y una asignación presupuestaria sin complejos. Si queremos completar el anillo viario (de carriles bici), es preciso actuar con decisión, implicar al movimiento vecinal, consultar a las organizaciones empresariales, comprometer a los grupos municipales y movilizar recursos de las administraciones públicas.

No hay tiempo que perder. Córdoba no puede permitirse el lujo de extraviar el tren de la movilidad sostenible . Otra década en el dique seco del asfalto, la polución y el ruido atronador de utilitarios a motor puede ser letal para una ciudad atrapada en un modelo desarrollista que ya no se lleva ni en la sección de oportunidades de Carrefour. O, peor aún, de Simago.

Mirémonos en el espejo de Europa. Mientras París prepara su segunda revolución francesa (del coche). Mientras Amsterdam reconvierte sus avenidas en bulevares en calma. Mientras Copenhague es tomada por un ejército de jóvenes sobre dos ruedas. Mientras el continente desmantela la tiranía caduca del tráfico pesado , aquí hay quien tiene todavía la tentación de hacerse modernos a fuer de construir vías de cuatro carriles.

En eso, queridos contribuyentes, no pasa el tiempo. Tenemos la inveterada costumbre de llegar un siglo tarde a los sitios. Llegamos un siglo tarde a la Ilustración (en el caso de que hayamos llegado ya). Llegamos un siglo tarde a la revolución liberal. Llegamos un siglo tarde a la democracia parlamentaria . Llegamos un siglo tarde a los pantalones de pitillo. Y ahora corremos el riesgo de caminar hacia las grandes infraestructuras viarias cuando los demás ya vienen de vuelta.

Hasta el mismísimo Ruiz Gallardón sepultó l a M-30 bajo tierra para sembrar un jardín en la superficie con el objeto de recuperar para los madrileños un trozo de ciudad que había sido secuestrada a punta de atascos y violencia urbana. ¿A quién se le ocurre meter una autopista de diez carriles en medio de la urbe? Al Homo sapiens ¿Y hay alguien que dude de que la de Gallardón ha sido la operación más eficiente de la historia moderna de Madrid? Pues sí. Para qué vamos a engañarnos.

De alguna manera, estamos deshilvanando las ciudades inhabitables que diseñamos en el siglo pasado. Hilo a hilo, descosemos los errores para dibujar una urbe más amable, más limpia y más humana. Por eso, es una buena idea completar la ronda norte (de carriles bici) y cerrar el círculo de una red viaria pensada para vivir una vida saludable .

Entonces vendrá el consejero del ramo con su nube de asesores áulicos. Tomará asiento junto al alcalde y anunciará una inversión millonaria para paliar el déficit endémico de sombra y parterres que lastra la vida urbana de una ciudad que se encuentra en primera línea del calentamiento global. «No podemos permitirnos quedarnos descolgados de la modernidad», anunciará solemne el regidor. Y la verdad caerá por su propio peso.

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