Cultura

«Araucaria», el poema póstumo de Pablo García Baena en el aniversario de su muerte

ABC adelanta uno de los textos que forman parte de «Claroscuro», el último poemario del escritor cordobés

Pablo García Baena durante una entrevista con ABC en 2008 VALERIO MERINO

Félix Ruiz Cardador

La inspiración literaria jamás abandonó a Pablo García Baena , que se puede decir que fue poeta, y poeta grande, hasta el último suspiro. Así lo demuestran los inéditos que dejó a su muerte, ocurrida a los 94 años de edad. Aquel 14 de enero frío y desapacible se apagó el corazón del poeta más potente que quizá dio Córdoba desde Luis de Góngora, aunque su voz poética haya seguido zumbando viva en sus libros y ahora renazca con una nueva entrega poética póstuma . Titulada « Claroscuro », reúne 12 poemas que García Baena escribió en sus últimos años, cuando se oteaba el final y las limitaciones físicas iban en aumento.

Ni siquiera esas duras condiciones personales apartaron al poeta del libro que tenía en su cabeza, y que al final verá la luz a finales de este mes en la editorial valenciana Pretextos , donde García Baena ya había publicado su anterior obra, « Los campos Elíseos ». Como adelanto del que será uno de los hitos poéticos de este recién inaugurado 2019, ABC avanza en estas páginas uno de los poemas más impactantes, titulado « Araucaria », y su borrador original. Un nonagenario García Baena, fiel a la música que siempre tuvieron sus versos y a su refinada imaginería verbal , destila ahí todo su pesimismo sobre la condición humana en contraste con una visión pura y vigorosa de la naturaleza.

Uno de los poemas que formarán parte de «Claroscuro», en la edición ya terminada de la obra ABC

La edición de «Claroscuro» corre a cargo de dos amigos personales y buenos conocedores de la obra del autor cordobés, los escritores malagueños José Infante y Rafael Inglada . Infante, quizá el mejor analista y divulgador de su obra, explica al respecto que lo que se encontró la familia cuando el poeta murió no fue un archivo ordenado sino lo contrario. «Pablo no tenía clasificados sus papeles», señala el escritor. De ahí se deriva que aún hoy se desconozca si en su legado habrá más manuscritos inéditos o alguna sorpresa por llegar. El archivo de García Baena no se encuentra ahora mismo de hecho en Córdoba, una circunstancia hasta ahora apenas conocida en su ciudad natal, sino que se haya en Granada, en manos de los documentalistas de la Biblioteca Central de Andalucía .

Borrador del poema «Aucaria», mecanografiado por su sobrino-nieto y con anotaciones del propio Pablo García Baena

Los poemas que componen «Claroscuro» han corrido sin embargo otra suerte, pues se trata de piezas ideadas a partir de 2014, que es cuando el autor comenzó a perder la vista y vio muy limitada su capacidad de escribir a mano. En esas circunstancias, el autor se decantó por ir pensando y memorizando los versos , que luego grababa igual que hiciese el gallego Torrente Ballester en sus recordados «Cuadernos de un vate vago». Una vez guardados, se los pasaba a su sobrino-nieto Antonio, que se encargaba de transcribirlos al ordenador. La versión «mecanoescrita» volvía de nuevo al autor, que escribía sobre ella algunas pequeñas anotaciones y correcciones como las que se pueden ver en el borrador del poema «Araucaria» que aparece junto a estas líneas. García Baena, que según Infante se estaba quedando «prácticamente ciego», utilizaba para esas labores una lupa.

Infante no duda en resaltar la importancia de este libro en el conjunto de la obra de García Baena, que él conoce bien. El autor, aunque limitado por su salud, logra mantener las coordenadas habituales de su poética, como puedan ser su singular religiosidad , el gusto por la imaginería y la metáfora o el hedonismo tan propio de los autores del grupo cordobés Cántico. En cuanto a los temas, el escritor se mantiene fiel a su técnica habitual, que busca inspiración para sus versos en su propia vida, en su experiencia, sus contemplaciones o sus paseos. De ahí nace sin embargo la singularidad, según apunta Infante, pues «Claroscuro» está marcado por una especie de niebla, debida a las circunstancias personales que vivía el poeta ya casi sin vista y consciente del tránsito hacia la muerte. El poemario se cierra además con un poema religioso, titulado « Vísperas », un «poema definitivo» y «un cierre a la altura de su obra».

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