Luis Miranda - VERSO SUELTO

Aparta de mí este whooper

El parón de Urbanismo prepara el camino del hombre nuevo que no dependerá del consumo

Lugar donde se quiere construir el Burger King cuya licencia se ha parado en Urbanismo VALERIO MERINO

LUIS MIRANDA

Así como los judíos siguen esperando al Mesías que prometieron los profetas y brindan cada año por celebrar la siguiente cena de Pascua en Jerusalén, también en Córdoba se prepara el advenimiento del nuevo hombre soviético , que tiene que derrotar al alineado consumista occidental, ahogarlo en sus contradicciones y hacer de él un ser libre de ataduras y entregado a apuntalar la sociedad perfecta. Ni Gramsci ni el eurocomunismo ni la Perestroika consiguieron acabar con el sueño de renovar al ser humano y desatarlo de la pasión del dinero y el lujo para hacerlo un soldado apasionado; en Córdoba todavía mandan los que creen en él.

Los que ven en Pedro García a un negado permanente, a un político que tiene en su mano, y las usa como un niño los mandos de un videojuego, las armas para frenar inversiones, trazar meridianos en la acera para delimitar las terrazas y hasta decidir por dónde tienen que ir las procesiones, no deben mirarlo como el gruñón amargado que fueron tantos comunistas de toda la vida, sino ver en él a un constructor del hombre nuevo, a alguien que quiere quitar a la sociedad de todas las esclavitudes del consumo y darles un futuro esperanzador en que conozcan el paraíso de la sociedad sin clases, donde la abnegación en el trabajo se hace con la sonrisa y el sacrificio con la dignidad de un héroe que se inmola por todos como todos lo hacen por él. Un superhombre que se autorregula y no cede a las pasiones de volar sobre los demás.

El hombre nuevo, por ejemplo, no necesitará las incineradoras y por eso le enseña a Cosmos la puerta de salida. La fábrica que hay se marchará, las que se lo estén pensando buscarán sitio en otra ciudad y así no habrá residuos industriales. El aire estará tan limpio como los cielos de Corea del Norte en una de sus frecuentes noches de apagones.

El parón de las licencias de Urbanismo significa que el concejal y su gente están mirando con lupa los proyectos, porque se rechazarán todos aquellos que no tengan el sentido alumbrar a un ser que no dependa de las compras, de los restaurantes ni del ladrillo. Un paso más que la izquierda transformadora que alguna vez se hizo fuerte en Córdoba y que no pasó de hacer obras en los barrios amigos, declarar a la ciudad no nuclear a sabiendas de dónde venía la energía con la que se enchufaba el microondas y hacer carriles bici cuando nadie los pedía, y que cuando la gente se subió a las dos ruedas tampoco han servido.

Por supuesto que no le gustarán las cofradías ni permitirá que transcurran por las calles las procesiones, si es que a esas alturas queda algún cristiano capaz de organizarlas. Este humano que tiene que aparecer en el alba definitiva de la superación no irá a las terrazas con amigos ni tomará algo al dulce sol del otoño, así que se le está ahorrando el mal trago de que crezcan demasiado. La decisión de aplazar la licencia de un Burger King ha sido simbólica, porque une la bofetada enana a una multinacional con el paternalismo de impedir al pueblo proletario comer demasiada grasa, como han dicho los primos de Ganemos . Quizá esté aquí la victoria que no se pudo conseguir con el de la Mezquita, que ahí sigue, o tal vez es que el hombre nuevo - «aparta de mí este whooper con queso y bacon»- que no ha protestado contra los McDonald’s es más de cuarto de libra con queso, y « happy meal » con juguete para los niños.

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