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Andalucía, ni más ni menos

Los andaluces celebramos la efeméride de aquel referéndum que trajo dignidad y autonomía a nuestra región

Foto de familia con los galardonados en Córdoba con las medallas por el 28-F Valerio Merino
Juan José Primo Jurado

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Un nuevo Día de Andalucía , un nuevo 28 de febrero, donde los andaluces conmemoramos aquel referéndum de 1980 que reclamó dignidad y trajo la autonomía a nuestra región en pie de igualdad con el resto de las comunidades españolas. Manuel Clavero Arévalo (1926-2021), padre de la Andalucía moderna escribió un año después de aquella fecha histórica el libro ‘Forjar Andalucía’ , reeditado ahora por el Centro de Estudios Andaluces , donde afirmaba: «El 28 de febrero, más que cerrar una década apasionante de nuestra historia, abre otra, llena hoy de esperanzas y dificultades, que debe servir para forjar ese pueblo españolísimo que se llama Andalucía».

¿Cómo no va a sentirse españolísima nuestra tierra andaluza con el caudal tan rico de historia que ha dado a la memoria común de los españoles? Séneca , Trajano, Adriano, Osio, Abderramán III, Albucasis, Maimónides, Averroes, el Gran Capitán, Góngora, Belmonte, Manolete, Pemán, Alberti, Lorca, Juan Ramón Jiménez, María Zambrano, los hermanos Pinzón, Alvar Núñez Cabeza de Vaca, fray Luis de Granada, Velázquez , Murillo, Alonso Cano, Bernardo de Gálvez, Luis Daoiz, el duque de Rivas, Gustavo Adolfo Bécquer, Cánovas del Castillo, Picasso, los hermanos Machado, santa Ángela de la Cruz, Carmen de Burgos, Blas Infante , Juan Valera, Ángel Ganivet, Manuel de Falla, José Celestino Mutis, Paco de Lucía, Carlos Cano, Enrique Morent e o Julio Romero de Torres , son nombres de andaluces eternos sin los cuales no se puede entender España.

Cuarenta y dos años después del primer 28-F, Andalucía se presenta como modelo de crecimiento, moderación y cordura para exigir rectificación a la deriva por donde nos lleva un Gobierno central entregado a quienes pretenden liquidar la Constitución y, por ende, la convivencia entre españoles. Así lo resumía Ignacio Camacho en ABC: «La paradoja histórica reside en que ahora es el centro derecha, que en 1980 se opuso -enorme desatino- a la reclamación de Andalucía, el encargado de la defensa contra el desafío nacionalista, ante la renuncia de una izquierda replegada en un oportunismo de cortas miras. Si entonces se trataba de impedir que nadie quedara por debajo, hoy la prioridad consiste en evitar que algunos se sitúen por encima». Andalucía, ni más ni menos.

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