Francisco J. Poyato - PRETÉRITO IMPERFECTO

Ambrosio y la zona de confort

Antepone la seguridad subjetiva al vértigo con los demás. Opera con piloto automático por terreno allanado, sin sobresaltos

Francisco J. Poyato
Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Doña María Isabel ha instalado su regia gobernanza municipal en una eterna zona de confort. Una burbuja gris en la que utiliza una serie de comportamientos y decisiones para conseguir un presunto nivel de rendimiento constante y carente de sentido del riesgo. La primera autoridad de Córdoba muestra una cierta pasividad ante los sucesos que surgen a su alrededor y le salpican de lleno enfrentándolos a una frugal rutina defensiva, sin sobresaltos, para intentar que se desactiven por sí solos o por las leyes de la física. Antepone la seguridad subjetiva al vértigo con los demás. Ha señalizado sus propias limitaciones invisibles que no transgrede con positiva disciplina teresiana. Opera con piloto automático la mayor parte de las ocasiones, por territorios allanados y lejos de las curvas habituales en un primer edil.

Como el domador que pretende amansar a la fiera desde fuera de la jaula y con los mismos movimientos doctrinales y de monocordes sones. Es por ello que hasta en los últimos ránking de popularidad digital de los alcaldes, doña María Isabel aparezca esta semana en la cola del «pío-pío» tuitero. Discreción viral. Ya otros se encargan por ella de volcar la bilis en 145 caracteres. Trabajo de guante blanco y erario público.

Así las cosas y los días, la alfombra roja palaciega de Capitulares se concurre de celebridades de la gauche caviar y los relatos comunes mientras la vida y las personas pasan extramuros de su burbuja confortable. Las grietas aparecen hasta en el Puente Romano de Cuenca y la calle de la propia Casa Consistorial por la maldición del cielo y el astro rey enfervorecidos, una poética metáfora de los tiempos que corren por la agenda municipal. Los números frente a las personas, la infantil serie binaria de contrarios fijada por doña María Isabel para explicar el estado de las cosas. Las cifras que pretenden romper la zona de confort personal en la que sólo se respira realismo mágico y política zen.

Nos hemos enterado de que el Sector Sur y sus aledañosson el quinto barrio más pobre de España. Extraño, si allí manda la familia Durán y se han volcado ingentes cantidades de millones en programas públicos (pese a algunos mordisquitos)... «Nada te turbe», que diría Santa Teresa. Y que el área metropolitana cordobesa ocupa el séptimo puesto clasificatorio del desempleo, según el Instituto Nacional de Estadística. Keep Calm. Incluso alguna tabla de excel ha logrado revelarnos la no menos inquietante cifra de casi trescientos mil viajeros menos en Aucorsa en lo que llevamos de año. «¡Dieeentes, dieeentes, que es lo que más les jode...!», Pantoja dixit. Hasta Susana Díaz ha tenido que entrar de pleno en Rabanales 21 para salvar los muebles. «Mejor, así me quita foco de encima». Y empieza a escucharse extramuros de la burbuja un murmullo creciente en los nichos empresariales y profesionales, cansados de la parálisis tancreda que habita la Gerencia de Urbanismo, del atasco en la concesión de licencias para abrir negocios, promover viviendas o desarrollar equipamientos de cuajo... O el cerril balance escrutador de sus familias técnicas y políticas. «Eso es cosa de Pedro, no me compete».

Con el aire acondicionado se espantan los malos espíritus, ha debido pensar doña María Isabel, y se logra mantener una ansiedad neutral. El equilibrio perfecto para asumir los grandes retos de ciudad. Por ejemplo, la comisión de los cuatro fantásticos y la liberación de la Mezquita-Catedral. Jugar al callejero y la memoria histórica en un nuevo monopoly ideológico. Hacer un simulacro de consulta popular para fijar la carrera oficial de las cofradías o ir de picnic halal. «Son tantas cosas en tan pocos momentos», que dijo Rocío Jurado, la más grande.

Ver los comentarios