Manuel Nieto Cumplido, ayer en el Círculo de la Amistad
Manuel Nieto Cumplido, ayer en el Círculo de la Amistad - Valerio Merino
Círculo de la Amistad

El Gran Capitán no conoció la guerra hasta los 26 años

Manuel Nieto Cumplido desvela detalles de su niñez y juventud en Montilla

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Muy poco se sabe de la vida de Gonzalo Fernández de Córdoba durante su niñez y juventud, a pesar de que existe material en abundancia como para haber detallado sin problemas esa parte de su biografía. Ésa es la opinión del canónigo archivero de la Mezquita-Catedral, Manuel Nieto Cumplido, quien ayer impartió una conferencia sobre esta materia en el Círculo de la Amistad, dentro del ciclo Conmemorando el Quinto Centenario del Gran Capitán, que organiza la Asociación Arte, Arqueología e Historia-Aula de Historia.

De hecho, esa documentación nueva «la descubrieron otros al margen de mí, pero que no la estudiaron y dejaron ese campo totalmente inexplorado». Sin embargo, el investigador desveló algunos apuntes para conocer mejor esta figura que vivió su niñez en Montilla, siendo educado por su madre, a través de una obra muy usada en la época como era «Educación de príncipes».

Además, Pedro Tafur y Ruy Fernández de Peñalosa le enseñaron gramática y a escribir.

Eso acabó forjando su carácter tanto de cortesano como de militar, puesto que se ejercía en la equitación y en las armas desde muy pequeño, si bien no se encontró cara a cara con la guerra hasta 1479 en Trujillo, cuando tenía 26 años, «a pesar de que sus biógrafos le atribuyen otras batallas anteriores».

Prisionero en Baena

Otro detalle desconocido por el gran público, porque se mantuvo oculto, es que nada más casarse, con 24 años, fue prisionero del conde de Cabra que le mantuvo humillado en una jaula en el castillo de Baena durante tres años y medio.

Como anecdotario, y gracias al exhaustivo inventario hecho por su madre, Doña Elvira de Herrera, de los bienes de la familia cuando enviudó, se sabe que «probablemente por imposición de su abuela, Doña Leonor de Arellano, toda la familia vestía de negro».

Respecto a su supuesto enamoramiento con Isabel de Castilla, el erudito comentó que ambos tuvieron un breve encuentro en Segovia de varios días cuando contaban con 11 y 17 años y no volvieron a verse hasta 1479, en un encuentro fortuito, «cuando Gonzalo estaba abandonando ya los días de juventud».

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