«Usan la escuela para crear un sentimiento de nación excluyente»

Teresa Ginés ejerció la enseñanza desde el año 2000, hasta que los nacionalistas impusieron su plan

ESTHER ARMORA

Ejerció, sin problemas, desde el curso 2000-2001 en un par de escuelas rurales de la provincia de Tarragona. Lo hizo hasta que los nacionalistas impusieron en las aulas su plan para catalanizar la enseñanza. «Querían reproducir en el ámbito educativo un modelo muy alejado de la realidad social. En la calle había un bilingüismo perfecto, sin conflicto. Pretendían convertir el catalán en la única lengua de uso en la enseñanza, dejando solo dos horas de castellano. Era el principio de la exclusión total de esta lengua de las aulas y no estaba dispuesta a participar en ello», denuncia en declaraciones a ABC Teresa Ginés, profesora de Educación Primaria. La presión que recibió por oponerse le llevó en 2015 a pedir el traslado a Zaragoza, donde hoy ejerce como docente. En declaraciones a este medio, Ginés relata los duros años que vivió durante su etapa en la resistencia.

¿Se sintió señalada por plantarse ante el catalán?

Sí. Había un control por parte de la Generalitat sobre qué profesores hablaban catalán y cuáles no. Se exigía al profesorado el uso de la lengua autonómica dentro y fuera de las aulas. Era obligatorio hablarla incluso en las horas del café. Los que no lo hacíamos estábamos señalados. Había mucha presión sobre nosotros.

¿Había más docentes díscolos en su centro educativo?

Los que nos opusimos a la imposición del catalán éramos pocos. La mayoría pensó en su futuro profesional y acataron la dictadura lingüística. Yo me opuse por muchas razones, principalmente por el daño pedagógico y emocional que causaba en los niños.

¿Qué daños implícitos lleva la inmersión?

Que de forma abrupta te digan que a partir de ahora debes aprender en una lengua que no es la tuya genera crispación y angustia entre los alumnos. El aprendizaje se basa en los conocimientos previos que ya tiene el alumno. En este caso, los niños no los pueden expresar porque les prohiben hablar en su lengua materna y eso tiene, sin duda, efectos en el rendimiento escolar. Los efectos psicológicos tampoco son desdeñables.

¿Cuáles son?

Se produce un corte emocional entre el niño y su lengua materna. Se les hace ver de forma indirecta que es negativo hablar su lengua de origen, la que le conecta con su familia, y eso es muy negativo. Con la inmersión muchos niños se han quedado en el camino. La Generalitat ha secuestrado la escuela y a los alumnos para imponer su realidad. Está usando la escuela para crear un sentimiento de nación excluyente.

¿Por qué se marchó?

Una de las razones de peso fue la impotencia que sentía por no poder luchar contra la inmersión, aunque también influyeron otros motivos familiares. Con el tema del catalán lo pasé muy mal. Estaba agotada psicológicamente y no encontré apoyo.

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