Santiago Martín

Preparar la nueva Constitución

«El laicismo ha avanzado mucho en España y en el mundo desde 1978»

SANTIAGO MARTÍN

Hace unas semanas alerté del peligro que suponía, para los católicos y para todos aquellos que defienden la vida y la familia, una reforma de la Constitución en las actuales circunstancias. El PP ya ha dicho que no se va a afrontar hasta dentro de unos meses, con lo cual da por supuesto que sí se afrontará. Ciudadanos ha advertido que no se hará para satisfacer a Esquerra. El PSOE sigue con sus debates internos, buscando un encaje a la nación de naciones que quiere una parte y que la otra rechaza. Pero todo esto hace referencia a la cuestión territorial, que es muy importante pero que no es desde luego la única. Da la impresión -o al menos yo tengo esa mala impresión- de que en lo que están de acuerdo todos es en suprimir de la nueva Constitución los pocos obstáculos que hay en la actual a la implantación de una cultura anti vida. La misma ideología de género, que posiblemente no pudo ser prevista por los que hicieron la Constitución de 1978, ya está recogida en leyes en nuestro país, pero eso puede ser aún peor, como se ha visto con el proyecto de ley presentado por Podemos.

No se trata sólo de que los católicos podamos quedar marginados en la nueva Carta Magna -supresión del artículo 16.3, que cita a la Iglesia católica como sujeto de cooperación con el Estado y que ha sido la base para justificar la ayuda económica que recibe la Iglesia a través del actual 0,7 de los impuestos-, sino también de que se suprima o modifique el 27.3, que garantiza «el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones» y en el que se basa la legitimidad de un punto esencial de los Acuerdos Iglesia-Estado, como es el de la enseñanza religiosa en los centros públicos.

Es indudable que el laicismo ha avanzado mucho en España y en el mundo desde 1978 . La Iglesia no tiene la misma fuerza moral -no digo poder- que tenía entonces, por desgracia. Pero desde nuestra debilidad actual, algo tenemos que hacer y hay que comenzar a prepararlo ya, con urgencia, buscando sinergias y aunando voluntades.

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