Una niña es vacunada contra la fiebre amarilla en Angola
Una niña es vacunada contra la fiebre amarilla en Angola - CCTV-AFRICA

La OMS pierde el rastro de 1 millón de vacunas contra la fiebre amarilla en Angola

El brote de esta enfermedad ha dejado al menos 450 muertos y afecta a más de 5.000 personas

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La Organización Mundial de la Salud envió un paquete a Angola en febrero con seis millones de vacunas para luchar contra la creciente epidemia de fiebre amarilla que sufre el país africano. Al revisar los controles de seguimiento de las muestras, se percataron de que un millón no estaban registradas. Nadie sabía dónde estaban.

Una investigación realizada por Associated Press (AP), ha revelado esta pérdida y destapa que el resto de vacunas que sí llegó al país se desviaron a zonas donde la enfermedad no supone una verdadera amenaza o no contaban con jeringuilla para ser suministradas. Además, en algunos barrios del Congo, algunas muestras no se habían mantenido a una temperatura lo suficientemente baja como para asegurar su efectividad.

Esta falta de vacunas, necesarias para acabar con el brote de fiebre amarilla en Angola y el Congo, dificulta las posibilidades reales de frenarlo. La OMS ha recomendado mezclar las muestras con un 80% de agua para intentar extender los suministros hasta que llegue un nuevo cargamento.

Las primeras hipótesis, recogidas en e-mails entre miembros de la OMS recogidos por AP, apuntan a que las vacunas podrían haber sido robadas por los líderes militares y políticos para ser vendidos de nuevo, pero esta vez, en el mercado negro.

Por su parte, la OMS y el resto de organizaciones que participaron en el reparto de dichas vacunas, alegan que en este tipo de entregas, se debe contar con que, normalmente, el 10% de las muestras se pierden.

Los oficiales angoleños han declarado que ninguna vacuna se ha perdido. «De ninguna manera ha habido desvío de las vacunas», aseguró Luis Gomes Sambo, el ministro de Salud del país. Declaró que el Gobierno ha contabilizado cuidadosamente dónde y cuándo fueron administrados y nada ha desaparecido.

El brote

El 12 de febrero, la OMS anunció mundialmente que angola sufría un brote de fiebre amarilla en su capital y se enviaron seis millones de vacunas para intentar frenarlo.

Un total de 18 millones de vacunas han sido entregadas al continente, pero expertos en salud calculan que hacen falta 40 millones para acabar con el brote. Se calcula que este brote afecta a más de 5.000 personas y ha acabado con la vida de otras 450. La fiebre amarilla apareció en Angola pero se expandió hasta el país vecino, la República Democrática del Congo.

Para rastrear el envío y asegurar que había llegado a las zonas planteadas, los expertos en salud pidieron al Gobierno de Angola un recuento y un informe detallado del uso que se les había dado.

Fiebre amarilla

Los equipos de fumigación continúan trabajando para intentar acabar con los moquitos portadores del virus y distribuidores de la enfermedad.

La fiebre amarilla no es altamente contagiosa y puede prevenirse fácilmente. El mosquito «Aedes aegypti» es el responsable de expandir el brote, el mismo responsable de la transmisión del virus del zika o el dengue.

Una vez se contrae la enfermedad, los pacientes suelen caer enfermos con fiebre y dolor muscular, pero muchos se recuperan con el paso de los días. Sin embargo, hay otros que experimentan una fase mucho más tóxica y su piel adquiere un tono amarillento en respuesta al ataque al hígado y los riñones del virus. En el peor de los casos, los pacientes tienen hemorragias internas y delirios antes de morir. La fiebre amarilla tiene una tasa de mortalidad de entre el 15 y el 50% de sus infectados.

Aunque esta enfermedad ha sido erradicada en los países desarrollados gracias a una vacuna en la década de los años 3o, los brotes continúan dándose en algunos países de África y América Latina.

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