C. G. SIMÓN

Piden a la DGT revisiones anuales para que los mayores sigan conduciendo

Tráfico reconoce que son un colectivo «estigmatizado» y descarta la opción de marginarlos de la carretera. El 17% de los españoles les retiraría el carné

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Severino tiene 95 años. Se planta muchos días en la puerta de la sede central de la Dirección General de Tráfico ( DGT) en Madrid y ruega al responsable, Gregorio Serrano, que le renueven el permiso de conducir. «Jura por la DGT y por España que no ocasionará ningún accidente, pero que lo necesita», cuentan fuentes de ese departamento. María Luz tiene «setenta y pico» años y es consciente de sus limitaciones respecto de los jóvenes conductores, porque, asegura, ha «perdido parte de la visión nocturna» y hace «maniobras incorrectas». Ninguno de los dos se considera un peligro al volante, como muchas personas les achacan, y quieren medidas para seguir a los mandos de sus utilitarios.

Precisamente esa opinión peyorativa hacia el grueso de los más de 3,8 millones de conductores de más de 64 años que hay en España la secundan el 30,5% de los preguntados en el estudio «Mayores al volante, ¿peligro real o mito social?» de la Fundación Línea Directa.

Un 39,5% de los encuestados confesaron que habían vivido situaciones de riesgo en la carretera por culpa de algún anciano que «circulaba muy lento» o que cometió algún error. Y, lo que es más llamativo, el 17% de ellos retirarían el carné a sus familiares mayores.

La OMS pide «no apartarlos»

Pero, pese a lo recurrente de esas quejas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja «no apartar de la conducción a los mayores si no hay razones que lo justifiquen» porque para muchas personas el empleo de un vehículo conlleva «calidad de vida e integración», recuerda uno de los mayores expertos en Seguridad Vial del país, Luis Montoro, catedrático de la Universidad de Valencia. Montoro pone la picota, no obstante, sobre un debate cada vez más relevante en la sociedad: ¿los ancianos deben salir a la carretera pese a la pérdida demostrada de algunas aptitudes psicofísicas, como la agudeza visual, auditiva, capacidades conductuales y cognitivas, como la atención y concentración?¿Se debe poner un límite de edad a la conducción? ¿Dan confianza al resto de conductores?

Del «nuevo paradigma envejecimiento-movilidad-conducción» habla Jacobo Díaz, director general de la Asociación Española de la Carretera (AEC), a tenor de «la tendencia imparable de la pirámide con población cada vez más envejecida, que ha llegado para quedarse y hay que abordar», responde Montoro. De hecho, las personas mayores de 64 años representan el 18% de la población española, y un 14% de los más de 26 millones de conductores censados en nuestro país, según el último anuario estadístico de Tráfico.

La edad ligada a la aptitud

Ambos expertos reflexionan frente a Rosa Ramírez, subdirectora general de Análisis y Vigilancia Estadística de la DGT, en un congreso organizado por la Fundación Abertis en Madrid, con un sugerente epígrafe: «Conducir a los 70 y a los 80». En este foro se reflexiona sobre si la edad es un baremo adecuado para decidir si una persona mayor aún es apta para la conducción. La respuesta es que no, «deberían ser sus condiciones psicofísicas» las que condicionen su retiro de la circulación, remarcan todos ellos.

Ramírez –quien, además, es médico de profesión– considera que «a menudo se estigmatiza al colectivo de los mayores en la carretera, pero no al ejecutivo que conduce mirando el móvil, cuando los primeros son, además, los que gozan de menor accidentalidad». En la mayoría de los siniestros en los que se ven implicados (fueron 11.188 en 2015) no lo son como conductores, sino como peatones heridos o atropellados. En dichos accidentes, las personas mayores representaron el 30% de los fallecidos en accidentes con víctimas, contribuyendo porcentualmente al 11% de ellos.

En 2015 murieron 505 personas mayores de 64 años en las vías nacionales. El año pasado la cifra se elevó a 513. «La accidentalidad de los mayores se está incrementando en los últimos años, y es necesario tomar decisiones al respecto», apremia Montoro, si bien la subdirectora de la DGT recuerda que a mayor edad aumenta la prudencia al volante, y son los que incurren en menos conductas de riesgo (velocidad, consumo de alcohol y drogas...) adoptan, frente a los jóvenes, que les cuadriplican en sanciones y detracción de puntos.

En una reciente entrevista concedida a ABC, el que fuera director general de Tráfico de 2009 a 2014, Pere Navarro, subrayaba que en muchos países europeos se están adoptando actuaciones para «limitar» la conducción de los mayores a un radio de 30 km/h, así como las horas a las que lo hacen (para mitigar la pérdida de visión nocturna, que afecta al 40% de las personas de más de 64 años). Bonifacio Martín, secretario general de la Asociación Española de Centros Médicos-Psicotécnicos, avala que esas limitaciones ya se están dando al 7,9% de los mayores que acuden a los reconocimientos, mientras que solo al 0,8% se les deniega la posibilidad de seguir conduciendo.

Exámenes de mayor calidad

Lo que sí piden los expertos es que los reconocimientos médicos se integren en el sistema sanitario para que avalen, en profundidad, las condiciones del anciano. Montoro tacha de «barbaridad» y «despropósito» que las revisiones del carné se hagan cada cinco años a una edad avanzada, cuando a los vehículos a partir de los 10 años de antigüedad se les exige que cada año superen la inspección técnica (ITV). «Esos cinco años son un disparate», indicó Martín, que ensalzó que España «tiene el sistema más preparado para realizar los reconocimientos psicotécnicos, copiado por otros países, pero está infrautilizado y mal considerado», así que, concluó, «algo estamos haciendo mal».

«A lo sumo deberían pasar dos años» entre revisión y revisión a un anciano, incidió Martín, pero Montoro rebajó la petición a un año. Desde los centros de reconocimiento llegan la mayor parte de las demandas a la Administración, y los expertos en Seguridad Vial también reclamaron en este congreso más inspecciones para que los test a las personas mayores sean de calidad.

El médico Josep Ramírez, del Instituto Guttmann, propuso a la DGT que cuelgue en internet exámenes para que los mayores puedan autoevaluar de forma gratuita sus capacidades cognitivas, así como programas de mejora de sus funciones al volante y otras «herramientas tecnológicas necesarias».

El director de la Asociación Española de la Carretera abogó, por su parte, por mejorar la señalización y la iluminación de las vías, porque «son los mayores los que más dificultades tienen para interpretar las señales». Ejemplificó su demanda con experiencias pioneras para «seniors» desarrolladas en Estados Unidos, Canadá y países escandinavos, que cuentan con «rótulos más grandes» y recomendaciones médicas ex profeso para los ancianos.

Por último, la directora de la DGT reivindicó que muchas veces la propia familia ve que un anciano no está en condiciones de sentarse al volante, pero no se atreve ni a sugerírselo. Por ello, reclama que lo notifiquen a las jefaturas provinciales de Tráfico respectivas para que sean éstas las que tomen cartas en el asunto.

Vital en el medio rural

La opción por la que no apuesta ninguno de los especialistas reunidos en este observatorio es marginar a los ancianos de la carretera, porque muchos de ellos condicionan su aislamiento y su vida social a tener un coche.

«Mucho más en el medio rural que en el urbano, pues muchos de estos ancianos necesitan usar el vehículo para desarrollar su vida diaria, acercarse al médico y ver a la familia», agrega Francisco Canes, presidente de la Asociación Estatal de Víctimas de Accidentes, DYA.

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