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Población

Lo que ocurra con las pensiones en 2066 no depende de la pérdida de población sino de la calidad del trabajo

Las proyecciones del INE prevén una pérdida de habitantes en España de 5,3 millones en 50 años pero los demógrafos creen que la mayor presión sobre el sistema de pensiones podría deberse a la merma de la situación laboral

MADRID Actualizado: Guardar
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España lleva cuatro años consecutivos perdiendo población. Y seguirá haciéndolo durante el próximo medio siglo. El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó ayer sus proyecciones de población para el periodo 2016 a 2066, y en ellas se puede observar que en los próximos 50 años, si no cambia nada, podríamos perder más de 5,3 millones de habitantes. A la par, nuestra pirámide de población cambiaría sustancialmente de forma, engrosando los segmentos que corresponden a las personas mayores y disminuyendo los de menor edad. Dentro de 50 años, pasaríamos de los actuales 16.000 centenarios a la asombrosa cifra de 222.104. En el grupo de 0 a 4 años de edad, el recorrido sería al contrario, pasando de 2.200.892 en 2016 a 1.489.459 en 2066.

Esta posible disminución y envejecimiento de nuestra población no tiene, sin embargo, que conducirnos al desastre. Que esa presión se haga insoportable para el sistema de pensiones, una de las grandes preocupaciones actuales, «no es un problema de demografía, sino de calidad del trabajo», afirma Pau Miret, investigador del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona.

«Ahora mismo, cuando la población del baby-boom de los años 60 está en plena capacidad productiva, ya estamos tirando de la hucha de las pensiones. Pero lo hacemos por la crisis y falta de trabajo y buenos salarios, no por una cuestión de demografía. Lo que le pueda ocurrir al Estado del bienestar en 2066 dependerá sobre todo del trabajo que haya entonces», adelanta Miret. Y su previsión es confirmada por Julio Pérez, del Instituto de Economía, Geografía y Demografía (IEGD) del CSIC. «El trabajo de una persona en este siglo XXI genera unas cotizaciones que son 50 veces las de un jornalero de hace 30 años. Lo que hay que mejorar es la productividad del trabajo», afirma este investigador.

Sistema sanitario

Que haya muchísimas más personas que cumplan y superen los 100 años tampoco tiene por qué representar un problema para el sistema sanitario ya que «las condiciones de los centenarios de 2066 serán como las de los que tenían 60 años a principios de este siglo. Nos hacemos viejos más tarde y los problemas de dependencia se desplazan», defiende Miret.

Además, esta mejora de la vejez está provocando que en las parejas de mayores las dependencias leves y moderadas se resuelvan dentro del hogar. «Tenemos una nueva vejez. Y no tiene por qué ser catastrófica», asegura Antonio Abellán, investigador del IEGD.

Esperanza de vida y relaciones familiares

Otro de los datos llamativos, pero positivo, de las proyecciones del INE para 2066 es el del aumento de la esperanza de vida, que ya es de las mejores del mundo, incluso superior a la de los países nórdicos. Podríamos pasar de los actuales 80,26 años para los hombres, a 88,60 en 2066. En las mujeres aún sería mejor y su esperanza de vida se situaría en 91,64 años dentro de 50 años.

La explicación a esto podría estar en varios factores, que van desde la dieta mediterránea, al clima, pasando por un sistema sanitario que llega a todos, y no solo a los que pueden pagarlo. Pero los expertos coinciden en que si hay un hecho diferencial entre España y el resto de los países avanzados, es el de las relaciones familiares y sociales. Son más estrechas y fuertes que en otros países, lo que podría hacernos más felices en general. Este hecho, además, propicia que los hijos, que se emancipan mucho más tarde, cuiden más de sus padres. Por eso, es importante que no se olvide que en España se tienen menos hijos de los que se desean, lo que provoca un déficit de bienestar. Aún podríamos mejorar más.

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