¿Por qué no entendemos al Papa?

Con demasiada frecuencia, incluso en ámbitos de Iglesia, los comentarios sobre lo que hace y dice el Papa Francisco van acompañados de un cierto rictus a caballo entre el sarcasmo y la ironía, la duda y la sopecha. La inteligencia es distinción y no prejuicio. No es lo mismo una declaración doctrinal que un comentario con periodistas. Quizá en la comunicación del Papa prima lo que hace sobre lo que dice , el gesto y la acción sobre la palabra, el discurso. Esta perspectiva genera confusión, por ejemplo, sobre la geopolítica del Papa, incluso sobre su perfil intelectual. Ya sabemos, las ideas tienen sus consecuencias y los gestos hay que interpretarlos. Por eso, cuesta entender algunas de sus decisiones como sus viajes o ciertas medidas disciplinares.

Estos días pasados se ha publicado en Italia un libro que puede ayudarnos a entender más adecuadamente al Papa. Esperemos que pronto nuestros amigos de la editorial Encuentro nos lo traigan a España. Su autor es un destacado filósofo, Massimo Borghesi, y el título muy elocuente: «Jorge Mario Bergoglio. Una biografía intelectual. Dialéctica y mística». Ante el déficit de comprensión del pensamiento del Papa, este libro aporta claves suficientes que desvelan el sentido de muchas de sus actuaciones. El Papa tiene una sólida formación que no suena a Academia. Su gramática de la simplicidad no es simplismo. Los autores que califica de maestros son, entre otros, representantes de la denominada Escuela de Lyon: Henri de Lubac, Gaston Fessard y Michel de Certeau. A los que hay que añadir Guardini, Przywara, Amelia Podetti y Alberto Methol Ferré, los dos últimos en perspectiva porteña. Ellos le han conferido la idea de la dialéctica polar, antinómica, que ha de unificarse en «coincidentia oppositorum». El núcleo del pensamiento de Bergoglio es la compleja relación entre unidad y diversidad, desde la que adquieren forma tres parejas, -plenitud-límite, idea-realidad y globalización-localización-, y cuatro principios: el tiempo es superior al espacio, la unidad es superior al conflicto, la realidad es superior a la idea y el todo es superior a la parte. No todo en el Papa es tan político ni tan sencillo.