José Francisco Serrano Oceja

Un «lobby» religioso en España

Un texto que responde a una nueva estrategia de reivindicación social y que da visibilidad a determinadas confesiones de notorio arraigo

José Francisco Serrano Oceja

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Con la religión, la práctica y los sentimientos religiosos, no se juega. Y para que quede claro, esta semana, la Iglesia católica y la Federación de Comunidades Judías, Comunidad Islámica y Federación de Entidades Religiosas Evangélicas han firmado un comunicado conjunto, que no es el primero y tampoco será el último, expresando «nuestra preocupación y tristeza por las constantes y reiteradas ofensas a los sentimientos religiosos de los fieles de las distintas confesiones». Un texto que responde a una nueva estrategia de reivindicación social, alentada por la presidencia de la Conferencia Episcopal del cardenal Ricardo Blázquez, en la que además se da visibilidad a determinadas confesiones de notorio arraigo, un eje religioso de presencia social. En el comunicado, el orden de las firmas no responde a criterios de implantación, dado que en primer lugar aparece la Federación de Comunidades Judías. Quizá por el hecho de que su presidente, Isaac Querub, es uno de los más activos promotores de esta nueva estrategia. Se ha seleccionado para la firma, además, a las confesiones con acuerdos de cooperación con el Estado y no a otras que, bien seguro, podrían suscribir el contenido , como la cristiana ortodoxa e incluso la budista.

En el texto se hace una afirmación estremecedora: «Las ofensas contra los sentimientos religiosos aún gozan en nuestro país de una tolerancia social incomprensible. En España se profanan templos y símbolos; se hace burla y escarnio público de los referentes más sagrados de la fe religiosa de millones de personas, con total impunidad y tolerancia». No es necesario hacer la lista de los últimos casos que están en la mente de todos. Lo que no dice el comunicado, que recuerda los grandes principios de la convivencia democrática , es que si existe una «tolerancia social incomprensible» es también porque hay una política, y unos políticos, incluso en el parlamento, que llevan en su genética ideologías que alientan el odio a la religión. La barra libre para atacar los sentimientos religiosos que propalan determinadas formaciones políticas va a conseguir que nazca en España un «lobby» –en sentido figurado- de las confesiones religiosas. Ahí es nada.

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