Incendios

La lluvia en las zonas incendiadas puede provocar un «chapapote» en los ríos y arroyos

Greenpeace advierte de que hay que tomar medidas urgentes para evitar la contaminación de los cursos de agua

La Xunta de Galicia ha avanzado que, según las primeras estimaciones, han ardido aproximadamente 35.500 hectáreas en la ola de incendios que comenzó el pasado fin de semana, una extensión que es más del doble de lo quemado en los primeros nueves meses de año EFE

A. A. L.

Las primeras lluvias otoñales, en uno de los años más secos de la historia, y la bajada de temperaturas están ayudando a controlar los numerosos incendios que han estado asolando Galicia, Asturias y León, mostrando por fin un mapa de niveles bajos de riesgo de incendio forestal. Pero estas necesarias lluvias podrían provocar la contaminación de los cursos de agua por cenizas. Y es que el arrastre de cenizas por las lluvias puede llegar a arroyos y ríos y causar su contaminación en un fenómeno conocido como «chapapote de monte» .

Según recuerdan desde la organización Greenpeace, esta situación ya se vivió, por ejemplo, a finales de agosto tras el incendio de El Encinedo (León) cuando las lluvias arrastraron los terrenos calcinados por las llamas y tiñó los ríos de negro . O incluso han llegado a afectar a los bancos marisqueros de las rías y ensenadas costeras, como ocurrió en 2013 tras los incendios del Monte O Pindo en Carnota (A Coruña).

Para proteger el suelo y reducir los procesos erosivos agravados por las deseadas lluvias, desde esta organización demandan actuaciones de emergencia , que a su juicio deben centrarse en frenar los procesos erosivos actuales, controlar las posibles avenidas y posteriormente favorecer la regeneración natural de la cubierta vegetal.

En este sentido, recomiendan realizar pequeños diques perpendiculares a la pendiente en laderas muy empinadas para evitar pérdida de suelo y frenar la escorrentía (los arrastres de agua). Se trata de retener el suelo, de poner obstáculos a la circulación del agua en las laderas e impedir la formación de regueros y cárcavas (socavones). Además, construcciones provisionales en arroyos, ríos y lagunas puede evitar que lleguen sedimentos y cenizas que contaminen los cursos de agua y afecten a la vida piscícola.

Asimismo, será necesario sacar la madera quemada para evitar riesgo de plagas y enfermedades. Esta extracción de la madera debe hacerse sin arrastrarla para evitar erosionar el suelo. Esto es muy importante para no dañar la futura regeneración natural, advierten desde Greenpeace.

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