El lechero está de vuelta en el Reino Unido

Resurge el oficio de milkman (reparto de leche a domicilio en botella de cristal), ante las leyes contra el impacto mediambiental del plástico

Servicio Milk&More ABC

IVÁN ALONSO

Para cualquiera que haya crecido antes de la década de los 80, el zumbido del carrito del lechero y el tintineo de las botellas de vidrio chocando suavemente entre sí resultan tan familiares como el chiflo del afilador por las calles de España. Sin embargo, cuando los grandes productores empezaron a sustituir el cristal por los envases de plástico o el tetrabrick -se introdujo en el mercado en 1983-, con objeto de abaratar los precios, la profesión de lechero ambulante parecía destinada a la extinción. Hasta ahora, porque en los últimos meses la demanda de leche embotellada en vidrio y servida de casa en casa está aumentando en numerosas zonas del Reino Unido. También en Londres, donde ya pueden oírse aquellos viejos sonidos tan ignorados por los millennials, se ha despertado el interés por la tradicional «pinta» de leche.

El empeño del Gobierno británico de implantar leyes cada vez más duras contra el impacto medioambiental que causan los envases de plástico -para 2042, estarán completamente prohibidos- ha provocado una «vuelta a los orígenes». Los propios lecheros reconocen que no se esperaban este repentino auge de un oficio que muchos tan solo recordaban con nostalgia y que hoy ya se contempla como una nueva línea de negocio.

La compañía Cotteswold Dairy, en el condado de Gloucestershire y dedicada a estas labores desde el año 1938, percibe este cambio de tendencia. Su gerente, Roseanne McEwan, recuerda el problema que supuso para ellos que los supermercados comenzaran a vender la leche en envases de plástico. «Nuestras ventas cayeron en picado. Pero en los últimos tiempos sí que hemos notado que hay más personas interesadas en la entrega a domicilio», cuenta. Dairy UK, entidad que representa a la industria láctea en Reino Unido, calcula que las entregas de leche en botella de cristal y puerta a puerta son en la actualidad de un millón diario , cuando tan solo hace dos años se estimaba que la cifra estaba más cerca de los 800.000.

Los mayoristas comienzan poco a poco a respaldar la tendencia. En 2016, el gigante de productos lácteos Muller compró varias pequeñas empresas de este tipo en el suroeste de Londres y se comprometió a salvar su planta de embo- tellado de vidrio y la prestación de entrega a domicilio, que estaban destinados al cierre. Entonces, la compañía creó el servicio «Milk & More», que sirve la leche y otros productos en 600.000 casas de todo el país. Patrick Muller, su director, asegura que la leche embotellada en vidrio es «parte del tejido de la vida británica».

De la granja a la ciudad

La figura del milkman (lechero en inglés) surgió hacia 1860 con la aparición del ferrocarril, lo que permitió que la leche fresca se transportara de forma barata de las granjas a las ciudades . Desde comienzos del siglo XX, las entregas se realizaban con carros tirados por caballos y en ocasiones el reparto se hacía hasta tres veces al día por la falta de refrigeración . Un hábito, el de llevar la leche casa por casa, que en todo el país mantiene ocupadas a unas 5.000 personas. Larga vida al milkman.

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