Guerra al mosquito del zika

Las autoridades sanitarias de Florida insisten ante la alarma social por el zika: «No hay motivos para el pánico». Pero, junto con esa llamada a la calma, el gobernador, Rick Scott, ha declarado el estado de emergencia en cinco condados para extremar las medidas que impidan que el virus se pueda propagar. Entre las zonas afectadas por esta declaración están dos de las más pobladas del estado, la del área metropolitana de Miami-Fort Lauderdale y la de la ciudad de Tampa. «Recibimos visitantes de todo el mundo y, por lo tanto, es mejor estar preparado», indica a ABC la responsable de Salud para el condado de Miami-Dade, Lillian Rivera.

Por el momento, se han registrado catorce casos en distintos puntos del llamado estado del sol, todos ellos por contagios fuera del país.

Sin embargo, en Florida existen unos 250 tipos de mosquitos, entre ellos el Aedes, transmisor de esta enfermedad similar al dengue que ha disparado la preocupación mundial. Por ello, uno de los principales objetivos de la declaración de emergencia es prevenir la picadura de este mosquito.

Para ello, el departamento estatal de salud pide a la población rociarse la piel con un repelente, cubrirse la piel llevando calzado, calcetines, pantalones largos y prendas con mangas y proteger puertas y ventanas con mallas apropiadas que impidan la entrada del mosquito en las casas.

Además, se considera de vital importancia evitar que se quede agua estancada, ya que es allí donde se reproduce el insecto. En este sentido, se pide vaciar de agua los cubos de basura, los canalones, las cubiertas de las piscinas, las neveras portátiles o las macetas, entre otros contenedores aparentemente inofensivos. Incluso hay que tener cuidado con los recipientes donde beben los pájaros y las mascotas. Se aconseja, así mismo, tirar neumáticos viejos, botellas u ollas que ya no se utilicen, por si pudieran acumular también agua estancada.

Por el momento, no se ha disparado la afluencia a las emergencias hospitalarias por una psicosis por el zika, pero «a medida que noticia continúa y los pacientes entienden los síntomas, van a acudir aunque sean mínimos», advierte Alejandro Báez, director de emergencias del Jackson Memorial Hospital de Miami. Por eso apela a la precaución y evitar la «sobresaturación de las emergencias por pánico y paranoia». En todo caso, señala que «todo paciente con un síndrome viral que esté suficientemente enferma debe acudir a la emergencia», con síntomas como «debilidad, casi desmayo, combinado con fiebre, erupciones en la piel, dolores musculares», explica Báez.

Además, de las medidas preventivas, la declaración de emergencia en Florida implica una serie de protocolos de identificación temprana para detectar la enfermedad y la notificación a las autoridades para responder ante los casos que aparezcan. En este sentido, se analiza en los posibles pacientes su procedencia de un país donde se ha dado la enfermedad y los síntomas asociados a la enfermedad, y entonces si procede se realiza una evaluación específica en los laboratorios.

Además, se dan unas pautas de tratamiento, como la hidratación y los medicamentos antipiréticos para la fiebre. Por el contrario, no se recomienda tomar aspirina, ya que, en combinación con el zika, puede producir un efecto secundario llamado síndrome de Reye.

«Me protejo al salir de casa»

A pie de calle, hay cierta preocupación por los posibles efectos de la enfermedad. «Hay que protegerse para que no te pique el mosquito», explica Adriana Mandelli, una vecina de la localidad de Bal Harbor. «Antes de salir de casa, siempre me pongo repelente», explica ante la sección de insecticidas del supermercado Publix en Surfside, justo al norte de Miami Beach. Incluso, esta joven de origen brasileño y nacionalidad italiana y española asegura elaborar su propio repelente casero a base de clavo, alcohol y aceite para bebés.

A pesar de la inquietud por la amenaza del zika, las ventas de repelente no parecen haberse disparado en el sur de Florida, según comentan los gerentes de distintos establecimientos consultados, ya que aquí la presencia de mosquitos es habitual y la población se suele proteger habitualmente contra los insectos sin necesidad de que haya aparecido esta enfermedad.