Santiago Martín

Francisco sí, Iglesia no

Un elogio de Iglesias o de Maduro al Papa es el abrazo del oso. Ellos lo saben y lo único que buscan son los votos y hacer daño a la Iglesia

Santiago Martín
Madrid Actualizado: Guardar
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Hace años se puso de modo un eslogan que hizo mucho daño a la Iglesia y a las personas que ingenuamente creyeron en él. «Cristo sí, Iglesia no», decían muchos de los que, escudándose en eso, dejaron de confesarse, de ir a misa y, al final, poco a poco, perdieron el principal tesoro que les habían legado sus mayores, dónde habían encontrado la fuerza para resistir las pruebas de la vida, guerra civil incluida: la fe.

Me ha sonado a lo mismo la frase de Pablo Iglesias: «Más Francisco y menos Cañizares», pronunciada esta semana en una entrevista en televisión. Es como una adaptación de la de los años setenta, pero ahora diciendo: «Francisco sí, Iglesia no». Sinceramente, no me he sentido preocupado por el directamente insultado, el cardenal Cañizares.

Que Pablo Iglesias le ataque, le honra y sólo puede traducirse en un mayor cariño por parte de sus sacerdotes, sus fieles y el conjunto de la Iglesia española. Quien me preocupa es la Iglesia y también aquellos que supuestamente son aplaudidos por el nuevo Lenin español.

Llevo mucho tiempo diciendo que algunos de los que se autoproclaman amigos del Papa -y de paso de determinados obispos- son sus peores enemigos. Nuestro Señor iba a comer con publicanos y prostitutas, pero no para que siguieran en lo suyo sino para que, como Mateo o Magdalena, dejaran su oficio y emprendieran una vida de santidad. A estos nuevos admiradores del Papa no les interesa nada ni Dios ni tampoco el Papa.

Lo que buscan es dividir a la Iglesia para destruirla y, en un plazo más corto, ganar votos entre los católicos que quieren a Francisco y que pueden sentirse identificados con su mensaje populista -ayudados en esa tarea por nos pocos curas que simpatizan si no militan en Podemos o sus confluencias-. El venezolano Maduro también ha salido esta semana en defensa del Papa, ¿puede beneficiarle algo al Pontífice o a la Iglesia que ese personaje se declare su admirador? Imagino que muchos venezolanos, si creen que ambos están unidos, se harán inmediatamente protestantes. Un elogio de Iglesias o de Maduro es el abrazo del oso. Ellos lo saben y lo único que buscan son los votos y hacer daño a la Iglesia.

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