INÉS BAUCELLS

Ellas sí concilian (y saben cómo hacerlo)

Tres mujeres profesionales y madres de familia relatan en primera persona cómo las medidas de conciliación tomas en sus empresas han dado un vuelco a sus vidas

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  1. «Es calidad de vida»

    INÉS BAUCELLS

    Tres mujeres profesionales y madres de familia relatan en primera persona cómo las medidas de conciliación tomas en sus empresas han dado un vuelco a sus vidas.

    María Romero tiene 41 años, una hija de 9 años y es secretaria de dirección en la bodega VallFormosa.

    La bodega VallFormosa en la localidad barcelonesa de Vilobí del Penedès ha sido pionera en la reforma horaria que ahora se plantea el Gobierno. El trabajo en esta bodega se divide en dos sectores, la producción y las oficinas. Las medidas de conciliación se aplican al 100% en las oficinas. Los 30 empleados que se dedican a la administración y venta tienen una jornada flexible de ocho horas que puede comenzar entre las 8.00 y las 9.30 de la mañana y terminar entre las 16.30 y las 18.30 con 30 minutos para comer.

    Es el caso de María Romero, que trabaja como secretaria de dirección. Sus 21 años de antigüedad en la empresa le ha permitido tomar conciencia de lo mucho que ha cambiado su vida desde que VallFormosa ha decidido incluir una batería de medidas para conseguir la conciliación laboral y familiar. «Es calidad de vida, sin lugar a dudas. La diferencia se nota y mucho», comenta esta mujer, cuyo horario de trabajo va de las 8 a 16.30. Este horario le permite recoger a su hija todos los días en el colegio sin tener que recurrir a una jornada reducida. Antes su jornada iba de 8 a 18 horas y dos horas para comer, por lo que hacia cuatro viajes al día entre su casa y el trabajo.

    Durante los meses de verano, la empresa fija además una jornada intensiva que acaba a las 15 horas. La horas que quedan sin trabajar entre el 2 de junio y el 2 de septiembre se recuperan el resto del año a través de una bolsa de hora. El fichaje permite a los empleados sumar y restar horas en función de sus necesidades diarias y de la demanda de trabajo. «Hay mucha flexibilidad», apunta María, quien subraya que también se pueden tomar las tardes de los viernes libres si se suman esas horas no trabajadas a las jornadas de lunes a jueves.

    Los 60 empleados que están en la producción trabajan por turnos de mañana y tarde de ocho horas seguidas con pausas para el desayuno y el almuerzo.

  2. «Mi meta es comenzar la tarde con mis hijos»

    María Zalbidea tiene 37 años y cuatro hijos. Su familia numerosa ha sido la mejor motivación para conciliar la vida laboral y familiar. En la consultora de comunicación en la que trabaja desde hace tres años, María comienza casi todos los días su jornada laboral a las 9.30 y acaba a las 15.30. «Mi meta cada día es llegar a la parada de la ruta y empezar la tarde con mis hijos», apunta esta joven madre con niños entre los 10 y los cinco años.

    Para poder conseguirlo sus mejores aliados son la flexibilidad horaria y el teletrabajo. «Aunque tengo un horario, hay días que trabajo más horas porque otros trabajo menos. Luego en casa estoy pendiente por si llama algún cliente o necesito terminar algo en el ordenador. Si por lo que sea no puedo atender el teléfono porque estoy con los niños en el médico devuelvo la llamada más tarde. Cuando llegué a esta empresa ya venía con mi mochila de ser madre de cuatro hijos. Nunca lo he ocultado», señala María, para quien su familia numerosa no ha sido un impedimento para crecer profesionalmente. «Siempre he podido estar en el mercado. Siempre con mucho esfuerzo y el apoyo de mi marido», señala esta licenciada en Comunicación Audiovisual para quien su familia es su «mejor pyme».

  3. «Si la empresa es flexible, yo soy flexible»

    Susana Cabrita llega todos los días a su puesto de trabajo a las ocho de la mañana y acaba a las tres de la tarde; justo a tiempo para pasar a buscar a su hijo al colegio. El resto de la jornada -si es necesario- la completa con teletrabajo. «No tiene por qué ser una hora fija para poder cuadrar las 40 horas semanales que tengo por contrato. Todo depende de la tarea que haya quedado pendiente», asegura la responsable del Departamento de Comunicación de Asefarma, una consultora que ofrece servicios de asesoramiento a las farmacias y en la que trabajan 60 personas.

    Para esta joven profesional esta flexibilidad se extiende a todos los empleados según las necesidades de cada uno. Algunos trabajan desde casa los martes y los jueves y todos disponen de una hora para comer con el objetivo de no prolongar la jornada laboral más allá de las 18.00 horas. «Si la empresa es flexible conmigo, yo soy flexible también con la empresa. La responsabilidad tiene que ser de ambas partes», comenta.

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