«Nos conformamos con ver la luz del sol de mañana»: afectados por el terremoto en Juchitán

Asciende a más de 90 víctimas mortales las cifras de fallecidos tras el terremoto en México

Adrián Espallargas

Juchitán es un pequeño pueblo de 70.000 personas en Oaxaca, al sur de México, uno de esos pueblos en donde todos se conocen. El carnicero sabe quién es el profesor y el vecino es el primo del alcalde. Por eso, es difícil no dar con alguien que no conozca a una de los cerca de 40 fallecidos en Juchitán, el municipio más afectado por el potente sismo que -por el momento- ha dejado un saldo de más de 90 muertos después de que sacudiera México el pasado jueves por la noche.

«Sé de varias personas que han fallecido, aquí todos nos conocemos», dice Tania Matus, una joven cuya casa derrumbó el temblor de magnitud 8,2 -el más intenso en la historia de México-. «Mi prima sufrió un golpe en la cabeza debido al derrumbe y fue atendida. Pero, afortunadamente, mi mamá, mi papá y yo estamos bien», agrega la mexicana que desde el viernes duerme al raso en un descampado para evitar sufrir daños debido a los cientos de réplicas que todavía hacen temblar el suelo de Juchitán.

«Tenemos mucho miedo y no sabemos qué vamos a hacer. Por ahora, nos conformamos con lograr ver la luz del sol de mañana. Eso ya es una ganancia», añade Tania.

La joven describe una situación apocalíptica en su pueblo natal. La casa en la que vivió toda su vida es uno de los cientos de edificaciones del pueblo que ahora no son más que una pila de escombros. No hay luz, ni agua. También escasean las medicinas. Y tampoco está llegando la ayuda humanitaria que llevan días esperando. “Los abuelos están cansados y no paran de rezar para que esto pare. Los niños lloran. Así que a los adultos nos toca mantener la calma para dar ejemplo y evitar que cunda el pánico, aunque en realidad estamos aterrados”, añade.

El terremoto más potente de México

Al igual que Juchitán, son varios de los municipios cercanos al Istmo de Tehuantepec -una zona famosa por el gran número de parques eólicos que hay instalados debido a los fuertes vientos que soplan- los que han sido más arrasados por el potente terremoto.

Así, Oaxaca aglutina más de 70 de las 90 víctimas mortales que también ocurrieron en los estados de Tabasco y Chiapas. Estos tres estados son de los más pobres de toda la República y, por ello, son una de las áreas desde donde emigra un mayor número de mexicanos hacia Estados Unidos con el objetivo de dar una vida mejor a sus familias.

Y, además de ser una de las zonas más pobres, las víctimas del terremoto se concentran en regiones remotas y alejadas de las grandes ciudades. En el caso de Juchitán, la población está a más de 4 horas en coche de la capital del estado Oaxaca de Juárez. Hay que tener en cuenta que las tres entidades federativas suman una superficie equivalente a algo más del territorio de toda la Península Ibérica, es decir, hablamos de una extensión muy amplia en la que apenas hay grandes núcleos urbanos, sino que abundan los pueblecitos dispersos.

Esta situación , complica la logística para poder enviar ayuda y, así, colaborar para resarcir a las víctimas del terremoto. No obstante, desde Cruz Roja en Tehuantepec, un municipio que se sitúa dentro de la zona más afectada, aseguran que se está trabajando de manera coordinada con la policía local, federal, fuerzas de Protección Civil y efectivos del Ejército mexicano para rescatar a algunas personas que todavía pueden estar bajo los escombros y, por otro lado, facilitar ayuda humanitaria a los damnificados.

Se intensifica la ayuda humanitaria

«Ya hemos dejado la fase de rescate atrás y estamos dando asistencia humanitaria para paliar el sufrimiento de las víctimas», explica a ABC José María Cruz, coordinador de socorro Cruz Roja en Tehuantepec, cuyo equipo ha repartido en las últimas horas más de 2.500 cajas de despensa -con arroz, latas de sardinas y aceite-. Además, en la zona más afectada, Cruz Roja ha enviado más efectivos y ayuda para acelerar este proceso de reparación.

Desde que el terremoto golpeó Oaxaca hace más de 72 horas, Cruz y su equipo apenas han dormido. «Creo que habremos descansado unas 8 horas en tres días», dice a este periódico. Es la peor crisis humanitaria a la que este voluntario que lleva 20 años colaborando con Cruz Roja jamás se ha enfrentado. «Las personas están devastadas y con mucho temor porque las réplicas han continuado. Nosotros vamos a seguir ayudándoles y trabajando para paliar la situación», añade.

De entre las varias operaciones de rescate en las que ha participado, Cruz recuerda las más de 11 horas que estuvieron en el Hotel Del Río para sacar con vida a cuatro personas. «El hotel se derrumbó, pero logramos sacar a cuatro personas con vida. Sin embargo, hubo otra que falleció debido al desplome de la infraestructura», comenta con amargura.

A pesar de que todavía hay ciertos operativos para retirar escombros y ver si hay personas con vida, Cruz Roja ha pasado a la fase de ayuda humanitaria y está centrada en repartir alimentos, agua y medicinas para ayudar a las víctimas. «No sabemos cuánto durará esta fase, pero vamos a estar lo que sea necesario para asistir las necesidades de la población en estos municipios», concluye.

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