Santiago Martín

Cataluña, la Iglesia habla

La Iglesia está donde tiene que estar: favoreciendo el diálogo y la unidad

Santiago Martín

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A la espera de que la Conferencia Episcopal española diga algo sobre el golpe de Estado independentista en Cataluña -probablemente lo hará el martes en la reunión de la Permanente en Madrid-, de donde sí han llegado pronunciamientos ha sido de la propia Cataluña .

El más importante ha sido el firmado por todos los obispos catalanes , incluido monseñor Novell, el de Solsona, que ha sido el más proclive a apoyar el referéndum ilegal. Piden a todos los católicos y no sólo a los catalanes, que recen por Cataluña y en especial «por todas las personas que tienen la responsabilidad en el gobierno de las diferentes administraciones públicas, de la gestión del bien común y de la convivencia social». Añaden que la Iglesia quiere ser « fermento de justicia, fraternidad y comunión » e insinúan una oferta de mediación entre las partes enfrentadas, a las que no nombra. Insta al diálogo, al «respeto a los derechos y las instituciones» y a la «no confrontación». Se despiden exhortando a eso tan catalán que es el «seny» y que en buen castellano se puede traducir por «sensatez», que es la expresión que los obispos utilizan. Nada que no pueda firmar, por lo tanto, un católico -catalanista o no- que desee la paz, entre otras cosas porque el respeto a las instituciones y a los derechos debe empezar, como es lógico, por el respeto a la primera institución que ampara a todos, que es España, y al primer referente legal donde se recogen esos derechos, que es la Constitución.

El otro pronunciamiento ha sido un rotundo fracaso. A pesar de las presiones que han efectuado, los curas independentistas no han conseguido llegar a los trescientos firmantes de un manifiesto a favor del referéndum. Teniendo en cuenta que en Cataluña hay 2.190 sacerdotes y religiosos, esa cifra es casi ridícula. Un amigo me decía que iban parroquia por parroquia pidiendo al cura que se retratase firmando, con la amenaza implícita de lo que le iba a suceder si no lo hacía y triunfaba la sedición. Que, a pesar de eso, hayan logrado poco más del diez por ciento de adhesiones, les hunde en un completo ridículo. La Iglesia está donde tiene que estar: favoreciendo el diálogo y la unidad. Lo demás es ilegal e inmoral.

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