Arte entre las copas
CRISTINA RICO | DANIEL PÉREZ Actualizado: GuardarEn la jerga propia de la restauración, lo mejor que un comensal puede decirle a un chef es que su receta es tan magistral que debería ser calificada de «obra de arte». En el caso de otros cocineros, su ego no cabrá en el mandil si la presentación de su plato ha quedado «que ni pintada». Con dichos como estos queda probado que la cultura popular vincula habitualmente las bellas artes con la gastronomía. Aunque ambas especialidades son objeto de críticas y alabanzas por parte de expertos en estas materia, lo cierto es que no es habitual mezclar la pintura o la fotografía con una buena tapa y una cerveza de acompañamiento, exceptuando esas exposiciones que ofrecen un ágape como bienvenida que no suele dar como para saciar el apetito.
Hartos de resignarse a desterrar las obras de arte a las, a ve-ces, algo más fríos y distantes museos, salas y galerías, varios restauradores de la provincia se decidieron hace algún tiempo a acercar el arte hasta las mesas de sus clientes, convirtiendo sus ba-res y restaurantes en cuidados centros culturales en los que, al tiempo que se da salida a las obras de jóvenes talentos, se oferta a los clientes un doble servicio, arte y gastronomía bajo un mismo techo.
Exposiciones, conciertos, pe-queñas bibliotecas, conferencias y otras actividades lúdicas se dan hoy la mano con las tapas caseras, los cafés, las copas o la cocina de diseño con una propuesta muy definida, la de disfrutar con todos los sentidos posibles del arte.
Con esta innovadora idea de ofertar el poder alegrarse la vista y el oído mientras se disfruta de un buen yantar, los responsables de establecimientos de la provincia como El teniente Seblón, La gorda te da de comer, Ave Ga-des, Tetería Beledi, Joselito, La Canela, La guarida del ángel y otros tantos han conseguido convencer a su clientela que no es tan complicado alimentar cuerpo y mente al mismo tiempo. Sólo es cuestión de abrir los sentidos.