Julio Malo de Molina - TRIBUNA LIBRE

Luces y sombras de 2016

Como es habitual al principio de cada año, los medios se afanan en hacer un balance del ejercicio que acaba de terminar

Julio Malo de Molina
Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Como es habitual al principio de cada año, los medios se afanan en hacer un balance del ejercicio que acaba de terminar. En esta ocasión una idea ronda los titulares: un año de cambios. En efecto, en el plano internacional muchas cosas se salieron del guión previsto. Donald Trump, un magnate estrafalario con una campaña plena de insultos y mentiras, gana en Estados Unidos las elecciones presidenciales preparadas para Hillary Clinton, mientras que los británicos dan calabazas a la Unión Europea, un plantón que evidencia la debilidad de la unidad continental en el plano político y cultural, pues su finalidad consiste solamente en que los bancos puedan prestar dinero a los países pobres asegurando el cobro. Y en eso se fue Fidel, llevándose una de las voces más icónicas del siglo XX.

También perdimos a David Bowie, Prince, Leonard Cohen y George Michael; a Bob Dylan le concedieron un Nobel que nunca fue a recoger.

El panorama nacional se caracterizó por la dificultad en formar gobierno tras la quiebra del bipartidismo. Pese a la doble vuelta electoral el Estado Español se quedó trescientos quince días sin ejecutivo, evidenciando que el final del modelo establecido por la transición posfranquista no va a ser fácil. Un golpe de estado en el interior del PSOE otorgó a la derecha una continuidad en precario con un parlamento que presenta una mayoría opuesta a las ideas del gobierno. El poder financiero ha conseguido que Rajoy mantenga sus despachos, pero el PP no va a poder legislar con la impunidad de su primera legislatura. Este proceso ha desgastado al otro protagonista del bipartidismo, los barones socialistas, herederos del Congreso de Suresnes en 1974, consiguieron contra la opinión mayoritaria de la militancia que Rajoy conservara el gobierno. Del «no es no» de Pedro Sánchez al «ayudar a coser» de Susana y sus ratones, al ya conocido: «La autoridad soy yo». Las consecuencias de la frustración que este brusco giro ha provocado entre afiliados y votantes puede llevar al PSOE al desafortunado desenlace padecido por los socialistas italianos durante los años sesenta, conocido como ‘sorpasso’, pues desplazó el voto de la izquierda a los comunistas. Entre tanto, los casos de corrupción han llenado los banquillos; la justicia española termina por abordar las cruciales causas destapadas en los últimos años, aunque ya algo tarde la impunidad de los bribones comienza a disolverse. Sin embargo, la gran paradoja es cómo los escándalos conocidos que llenaron los medios apenas han tenido repercusión en las urnas.

En este marco, la ciudad de Cádiz ha experimentado los cambios propios del primer año de un gobierno municipal absolutamente diferente a los anteriores, el novedoso mandato de José María González al frente de una coalición de la nueva izquierda, tras veinte años de gobierno de la derecha liberal. Poco tiempo, si se compara con los largos períodos que protagonizaron sucesivamente Carlos Díaz y Teófila Martínez, por eso no parecen justificados los reproches acerca de la escasa visibilidad de las trasformaciones que el electorado deseaba. Este 2016 arroja en efecto un balance de sombras y luces que a muchos se les antoja relativamente insatisfactorio. Cabe denunciar una cierta parálisis en los asuntos sociales que debieran ser prioritarios para un consistorio de izquierdas. Si bien esta situación cabe atribuirla a causas extrínsecas al equipo de Gobierno, como la obstrucción sistemática de la oposición (PP y Ciudadanos), y del propio PSOE que sin embargo apoyó la investidura, así como la falta de colaboración de la Junta.

Sin embargo David Navarro en Hacienda ha conseguido una notable reducción de la alta deuda acumulada así como los pagos a proveedores. Hay otros muchos aspectos positivos de la gestión municipal, en especial en lo relativo a: urbanismo, movilidad, vivienda, salud y memoria histórica. Con respecto a la ordenación de la ciudad muchos reconocen el buen trabajo de Martín Villa, con un buen equipo de asesores, la colaboración de los propios técnicos municipales y una entusiasta participación ciudadana. Como el plan de regeneración de barrios (Puntales, Loreto, La Paz, Guillén Moreno y otros), propuesta pendiente de aprobación que incluye: recuperación de espacios públicos, rehabilitación de de edificios, movilidad sostenible y generación de empleo social. Las empresas públicas se han reorganizado con pundonor, como el caso de Emasa, la gestora de los aparcamientos, en donde Daniel López Marijuán, veterano dirigente de Ecologistas en Acción, ha introducido criterios de eficacia y sostenibilidad.

La vinculación de la ciudad con su puerto, así como la ordenación de los suelos portuarios obsoletos tras la disparatada construcción de la nueva terminal de contenedores, parecen ahora conducirse con esperanza, mediante una amplia concurrencia de instituciones entre las que se incluye la Universidad, en el marco de una buena relación entre el Ayuntamiento y la nueva Autoridad Portuario que dirige un veterano y hábil político como Pepe Blanco. No así la plaza de Sevilla cuya urbanización como umbral de la ciudad al mundo de la mar queda aún pospuesta. Tan precisa actuación en la principal área de oportunidad de la ciudad antigua quedó atascada cuando la Junta de Andalucía decidió paralizar un buen proyecto ya aprobado, en parte por la desafortunada intervención de la Plataforma Aduana y la torticera actitud de algunos políticos socialistas para boicotear la gestión de Teófila Martínez.

Con relación a los temas de movilidad, existen las interesantes propuestas del ‘Plan C’, objeto de un convenio con el Ayuntamiento pero que aún debe ser aprobado por el pleno donde puede resultar bloqueado por los tres partidos que no forman parte del equipo de gobierno. De nuevo se plantea la debilidad que introduce la ambigüedad del PSOE, incapaz de apostar por el gobierno municipal que ha sido posible gracias a los votos de sus cinco concejales pero tampoco arriesga a participar en una moción de censura que su electorado sin duda iba a rechazar y penalizar.

En materia de vivienda sí parece existir acuerdo entre los políticos y satisfacción entre los ciudadanos afectados: el alquiler social y la protección contra los desahucios ha funcionado, aunque aún queda por acometer el lacerante problema de la gente sin techo que merodea por la ciudad, lo cual sólo puede resolver la habilitación de albergues de acogida digna y adecuada tal cual existen en otras muchas ciudades. Excelente el plan de salud para el barrio de la Viña que dirige un médico tan vocacional como Antonio Vergara. Luz en nuestra balsa de piedra ostionera que navega entre el proceloso océano y las aguas mansas de la Bahía, siempre amenazada por temporales pero firme como los roquedales sobre los cuales se ha edificado y que en palabras de Jacques Brel, «nunca tienen su corazón en marea baja».

Ver los comentarios