Julio Malo de Molina - Artículo

Justicia para náutica

Dicen que en la noche del pasado jueves 6 de octubre una gran vela cangreja se alzó sobre el palo trinquete que aguanta en esa bella nave varada junto a La Caleta, y en las jarcias flameaban gallardetes y grimpolones de vivos colores alegres como la mar

Julio Malo de Molina
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Dicen que en la noche del pasado jueves 6 de octubre una gran vela cangreja se alzó sobre el palo trinquete que aguanta en esa bella nave varada junto a La Caleta, y en las jarcias flameaban gallardetes y grimpolones de vivos colores alegres como la mar. Ese día el juzgado de lo contencioso número 3 de Cádiz desestimó el recurso de la Junta de Andalucía solicitando la declaración de estado ruinoso de la Escuela de Náutica, sin duda el edificio moderno más hermoso y mejor integrado en la ciudad antigua de Cádiz y que paradójicamente forma parte del registro de bienes muebles de interés de la propia Junta, así como en otros inventarios de edificaciones valiosas y que se recomienda preservar, entre ellos, el de la Fundación Docomomo Ibérico, dedicada a la protección de la arquitectura emblemática del Movimiento Moderno (1920-1970).

Esa solicitud ya fue denegada por el Ayuntamiento el 6 de septiembre de 2013, y no podía ser de otra manera; la Junta alega ruina económica sin tener en cuenta el enorme valor de un edificio que es patrimonio cultural y no sólo del pueblo de Cádiz. Y más que cuentas presenta cuentos para demostrar que el coste de su rehabilitación supera el 50% de su valor actual, un guarismo que para nada tiene en cuenta cabal el edifico del que se trata. Marineros de agua dulce estos contables de la Junta empeñados en desguazar nuestra Escuela marinera. Abandonada en 2008 ya se intentó desfigurar para instalar un edifico de oficinas, según proyecto del arquitecto Gerardo Ayala que al menos intentaba conservar las fachadas. En su día muchos expresamos dudas acerca de semejante operación que reduce la arquitectura a simple escenografía, y que de todas formas quedó descartada para apostar por su total destrucción y tal vez hacer caja con el solar.

La Escuela Oficial de Náutica y Pesca fue un edificio modélico que se inaugura en abril de 1968 como ampliación de otro anterior, según proyecto de dos excelentes arquitectos, Laorga y López Zanón, que sorprendió a la crítica especializada, a la comunidad docente y a la población. Por dos razones: la funcionalidad y la elegancia mediante la cual se resolvía un programa complejo, y la sabia manera de insertar la pieza con naturalidad en una posición de borde histórico tan relevante como La Caleta, de cuyo paisaje forma parte indispensable. Qué mejor lugar para formar marinos, qué mejor manera de configurar nuestra fachada caletera con ese edificio que sabe a nave. Pero las fuerzas del Mal se conjuraron para que naufragara tal vez porque, como sostenía Cernuda, “llevamos dentro el Mal en forma de gusto vulgar.”

Los disparates producen mayores disparates, y tal fue la política de desplazar fuera de la ciudad histórica de Cádiz los centros universitarios, más aún Náutica tan bien situada con su proa asomando a la mágica ensenada que abrigó a marinos tirios y a las escuadras de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales. También esa práctica de la Junta para hacer caja vendiendo un patrimonio que es de todos, demoliendo este edificio que sus propios especialistas han inventariado como bien a conservar. El respaldo de la Justicia anima el combate por salvar la excelente Escuela, pero la Junta va a persistir y el tiempo hace mella en una construcción que se encontraba en buen estado cuando se abandonó. No podrán desguazar la nave pero dejarán que se oxide si no hacemos algo para evitarlo.

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