Ignacio Moreno Bustamante - OPINIÓN

Cansinos animalistas

Bimbo se llama la criatura. Es un perro negro precioso, al que toda la familia quiere con locura.

Ignacio Moreno Bustamante
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Bimbo se llama la criatura. Es un perro negro precioso, al que toda la familia quiere con locura. Saluda, da la pata, mueve el rabo... hace todo lo que uno espera que haga un perro con las visitas. Y, a decir de su dueña, es una compañía insuperable para la rutina del día a día. A servidor, en realidad, el perrito le gusta. Pero de lejos. Como diría Don José Luis García Cossío, Selu –guía espiritual de todo gaditano de bien– no sé ni de qué ‘marca’ es. Respeto a quien no le importe que el bicho meta su húmedo hocico en la ensalada cuando está comiendo, o que le ponga perdido de tierra al llegar. Pero no lo comparto.

Supongo que eso me convierte en un insensible digno de la mayor de las condenas en twitter y merecedor de toda clase de insultos en facebook. Sea. Procedan los justicieros. Láncense todos aquellos que se creen mejores que los demás por pedir que no se les corte el rabo a los canes o que se acabe con la fiesta nacional. Animalistas. El Pacma y eso.

Que a un servidor, y entiendo que a un buen número de españoles más, no nos guste compartir hogar con una mascota no significa que queramos que las eliminen a todas en hornos clandestinos. Se llama respeto. Un tono gris en una variedad que va del blanco al negro. Pero una vez más los extremistas vienen a darnos lecciones de civismo. Los de «o conmigo o contra mí» pretende convertir a millones de personas –digamos neutras en según qué temas–, en la encarnación del mal por no compungirnos mientras vemos por la tele al toro embolao de Vejer tratando de que le dejen en paz unos cuantos mozos ávidos de frenesí y diversión. Vuelven a erigirse en catedráticos supremos de la moral. Ellos, que no pueden evitar una lágrima cuando se esteriliza a un gato pero jalean a los que desean la muerte a un niño por querer ser torero. Pesadísimos están los animalistas.Cansinos a más no poder. Tanto, que hasta alguno se creyó la broma de que habían pedido que se prohibieran los caracoles en la feria de Jerez porque los bichos sufren al ser hervidos y comerlos es algo «cercano al canibalismo». Pero es que no es de extrañar que picaran. Son capaces de esta tontería y de otras mucho más gordas. Como las feministas lacerantes. Que uno es padre de dos hembras y ya no sabe muy bien cómo actuar. Temo que mis propias hijas me lleven ante los justicieros del ‘heteropatriarcado’ si no les pido por favor que hagan la tarea, si no les hablo de usted mientras ven un capítulo de Bob Esponja o si les insisto en que hay que cepillarse los dientes para que no se les piquen, pues podrían denunciarme por coacciones.

En fin, resignación.Son los tiempos que nos toca vivir. A un tonto le das un tambor y ya tienes concierto para rato. Pues lo mismo con esta gente y las redes sociales. Perdón por lo de tonto. Quería decir una persona escasa de entendimiento.No pretendía ofender a todos estos ilustrados ‘papafritas’.

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