Austericidio a la gaditana

Muy ufano, el concejal de Hacienda del Ayuntamiento de Cádiz –otrora agente de la Policía Local– David Navarro, pregonó hace unos meses a los cuatro vientos las felicitaciones recibidas por parte del Ministerio de Hacienda. Habían empezado a reducir la deuda municipal y lo reconocían hasta los ‘chupasangres’ del PP en la capital del reino. Los mismos que meses antes le obligaban a pagar a los proveedores a riesgo de ser intervenidos. En ese caso ya no eran tan buenos. Eran «chantajistas» que «ahogaban» a Cádiz por tener un Ayuntamiento de Podemos. Ahora, un informe de la Asociación Estatal de Directores y Gerentes de Servicios Sociales –basado en los datos de Hacienda– desvela que el Ayuntamiento de Cádiz ha reducido un 20% la inversión en Asuntos Sociales.

Mucha hambre de los niños, mucho apoyo a los sin techo, mucho antidesahucio... y los datos dejan a las claras que la inversión del Ayuntamiento de Cádiz en asuntos sociales por persona al año no llega ni a 36 euros. Por supuesto, desde el equipo de Gobierno han salido raudos a afirmar que eso es falso de toda falsedad. Pero los datos no admiten interpretaciones y la prueba de que no hay sesgo político es que otros ayuntamientos podemitas, como Madrid o Zaragoza, son calificados de «excelentes» al destinar más de cien euros por habitante.

Las mentiras tienen las patas muy cortas y la incapacidad en la gestión en una ciudad pequeña como Cádiz salta a la vista más pronto que tarde. Reducir la deuda es muy fácil. Tanto que hasta el actual equipo de Gobierno del Ayuntamiento gaditano es capaz de hacerlo. Basta con cortar el grifo. Tanto criticar al Gobierno de Rajoy por su «austericido» y ellos lo están llevando hasta el extremo. ¿Recuerda usted alguna inversión, algún proyecto de futuro por pequeño que sea, en los últimos 18 meses? Nada. Y recortando recortando nos encontramos con una ciudad que empieza a parecer abandonada a su suerte, con desperfectos y suciedad que se multiplican cada día. No se gasta, no se mantiene. Así de sencillo. Lo cual es pan –y mierda– para hoy y hambre para mañana, que habrá que volver a poner todo en orden de sopetón, con la inversión que conllevará. El que venga detrás, cuando venga, ya tiene la excusa perfecta.

Insisto, son datos. Se está recortando la deuda, sí. Pero a costa de nuestro bienestar cotidiano. Haga usted la prueba. Deje de comprar Taifol y Mister Proper. No renueve su fregona y dígale al vendedor de aspiradoras que se vaya con viento fresco. Ya verá como lo nota en su cuenta corriente a final de mes. Eso sí, su casa estará hecha un asco. Como lo está Cádiz.