José María Carrascal

Ley y derecho

Aquel gobernante que no cumple las leyes no es demócrata, es dictatorial o va camino de ello

José María Carrascal

Esta funcionalidad es sólo para registrados

El lunes fue día de tribunales. Cristiano Ronaldo comparecía ante una juez de Pozuelo por un supuesto fraude fiscal de 14,7 millones de euros y el Tribunal Constitucional aceptaba el recurso del Gobierno contra la reforma express del reglamento del Parlamento catalán que permitiría aprobar la Ley de Desconexión de España sin enmiendas. No admitió, en cambio, el recurso de amparo presentado por Juana Rivas, la mujer que huyó con sus dos hijos antes de entregarlos al padre italiano por no haber agotado las instancias inferiores.

No entro en la materia de los casos, que será decidida cuando lleguen las sentencias definitivas, ciñéndome a lo que en común tienen: la Justicia como última garante de derechos y deberes de los españoles, no importa su rango social, su nivel económico y su categoría política. Que es lo que define un Estado de Derecho .

Pues últimamente se ha puesto de moda decir que «judicializar» los asuntos políticos es antidemocrático, cuando Ley y Derecho van del brazo y aquel régimen o gobernante que no cumple las leyes no es demócrata, es dictatorial o va camino de ello. Ahí tienen a Maduro nombrando una Asamblea que redacte una Constitución a su medida y sustituya el Congreso elegido en las últimas elecciones por otro en el que sus seguidores tengan mayoría absoluta. Que es exactamente lo que se intenta en Cataluña para separarla de España: sustituir la Constitución que nos hemos dado todos los españoles por otra que se dan unos cuantos. Además, a escondidas, sin garantías y por vía rápida. Más que en Dinamarca, Cataluña va camino de convertirse en Venezuela. ¿Exagero? También lo decían quienes abrían la puerta a las seis de la mañana creyendo que era el lechero y eran agentes que se lo llevaban como se llevaron anoche a Leopoldo López . Los dictadores llaman siempre dos veces.

Como tendremos tiempo de hablar de ello en las próximas semanas y meses (espero que no años), lo dejo para volver al tema del principio: la Justicia, con los ojos vendados, la espada en una mano y la balanza en la otra, no es sólo la garante del Estado de Derecho: es su pieza fundamental. Una democracia puede sobrevivir sin Ejecutivo, como ha ocurrido en Italia. Puede también sobrevivir sin Legislativo, como sucede en periodos que las fuerzas parlamentarias están tan igualadas que son incapaces de legislar. Lo que no puede es sobrevivir sin un sistema Judicial que cumpla su cometido de árbitro entre los otros dos poderes. Así que desconfíen de quien arremete contra la «judicialización» de los temas políticos porque estarán ante alguien que intenta politizar la justicia. Y eso sí que es letal para la democracia.

España, por lo que vimos el lunes, es, con todas sus cortedades, un Estado de Derecho. Esperemos que siga siéndolo pese a los ataques que sufre desde el nacionalismo más paleto y la izquierda menos social, cada vez más amorrados. Si lo quieren con nombres: entre Puigdemont y Sánchez, con Iglesias aplaudiendo.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación