España 1934: ... Lángara, Herrerita y Gorostiza

El daltónico equipo de diseño de Adidas debe trabajar el «azul» hasta conseguir que se parezca al azul que todos entendemos por azul

Jaime González

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Escrutaba quien escribe el azul –por si tiraba a morado– de la nueva camiseta de la selección española de fútbol cuando Pablo Iglesias me despejó todas las dudas: "Hacía tiempo que la selección no vestía una camiseta tan bonita", terció en Twitter el secretario general de Podemos. Luego entró en escena Alberto Garzón: "El azul casi morado recuerda a ese intento republicano…".

Que la nueva elástica sea del agrado de ambos es la prueba del nueve de que a Adidas se le ha ido la mano. Despejadas las dudas, ya están tardando en ajustar ese tono cárdeno que –en fatal conjunción con el rojo y amarillo– ha obrado las delicias de quienes, como Pablo Iglesias, afirmaron en su día que "no puedo decir España, no puedo utilizar la bandera roja y gualda". La confirmación del líder de Podemos de que la enseña nacional le provoca repelús es motivo más que suficiente para que el daltónico equipo de diseño de Adidas se trabaje el "azul" hasta conseguir que se parezca al azul que todos entendemos por azul, sin concesiones al malva, al purpúreo o al violáceo. No es tan difícil, caramba: azul, simplemente azul. Porque ese "azul" que pasa por morado es un fallido experimento cromático que demuestra la ausencia de controles de calidad de una multinacional que ha errado gravemente en el tono.

Dicen que el rojo, el amarillo y el azul "representan la velocidad, la energía y el estilo de fútbol que se asocia con el combinado nacional". ¿Qué azul?, señores. ¿Ese azul desvaído que deriva en lila y convierte a los jugadores en reclamo publicitario de los adventistas de la III República? Queremos un azul sin guiños; un azul que no se preste a engaño; no queremos un "azul" que, al mezclarse con el rojo y el amarillo, nos devuelva al pasado. Queremos nuestro azul, el que nos catapultó al futuro; no queremos un "azul" impostado o un falso "azul". Queremos el azul que la inmensa mayoría reconoce como azul.

Y como no debe ser muy difícil, aprovecho estas últimas líneas para exigirle al equipo de diseño de Adidas que se deje de bromas, porque no está el horno para bollos ni para que saquen pecho de su clamorosa falta de vista los que ayer celebraron el "azul morado" a modo de nostágico homenaje. Como en el 34: … Lángara. Herrerita y Gorostiza. Menos coñas.

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