Charlatanes

Si les retiráramos las subvenciones, la historia del cine no echaría nada en falta

Salvador Sostres

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El cine español dando lecciones de justicia social es un espectáculo vergonzoso. Si les retiráramos las subvenciones, el ochenta por ciento de ellos, que viven de nuestro dinero porque lo que hacen no interesa a absolutamente nadie, tendrían que dedicarse a un trabajo serio y muy probablemente aprenderían de él a no decir tantas tonterías. Con el dinero que ahorráramos, podríamos hacer políticas mucho más eficaces en favor de las causas que ellos estúpidamente banalizan convirtiéndolas en folclore de alfombra y escote con su ignorancia, su demagogia y su nivel retórico de aldeano soldadito de Chiapas.

Si les retiráramos las subvenciones, la historia del Cine no echaría nada en falta. Los españoles tampoco. Algunos hospitales o guarderías lo agradecerían bastante. A los buenos actores y directores, el mercado les pondría en su lugar, como ya sucede en la actualidad, y podríamos disfrutar de su trabajo y naturalmente pagarlo, comprando nuestra correspondiente entrada, en lugar de ser como ahora rehenes de unos deficitarios delirios que ni siquiera son artísticos, sino políticos, como en cada gala queda demostrado.

Es intolerable que con dinero público se patrocine el grotesco exhibicionismo de tan deficiente educación general básica, la incapacidad para la articulación intelectual y esa arrogancia de quien te insulta con sus derechos a costa de sus deberes que encarnan estos paniaguados caricatos, que hacen la parodia de la estrella comprometida cuando no pasan de subproducto charlatán de tercera regional.

El cine español no es un sector estratégico ni de nuestra economía ni de nuestra Cultura. Los cientos de millones enterrados han dado, a cambio de la excepción de algún talento, la norma del más extenso y detallado museo del mamarracho.

No hay nada más cultural que la cocina, Ferran Adrià es el mejor cocinero de la Historia, ha dinamizado la cocina española hasta convertirla en un sector estratégico de nuestra economía, y yo nunca le he visto quejarse de nada, ni dar lecciones a nadie, sino más bien dar las gracias a la vida, a la suerte que ha tenido y a todo el mundo que le ha ayudado.

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