La ganadora de la cuarta edición de «La voz», durante una sesión fotográfica para su álbum debut: «Casa en llamas»
La ganadora de la cuarta edición de «La voz», durante una sesión fotográfica para su álbum debut: «Casa en llamas» - UNIVERSAL

Irene Caruncho: «Que me comparen con Adele me añade presión»

La gallega que ha enamorado a todo el país con su voz lanza su álbum debut

Madrid Actualizado: Guardar
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Dos estrofas de su versión de «Run», de Leona Lewis, fueron suficientes para que Irene Caruncho Iglesias (Cedeira, La Coruña, 1995) dejara boquiabiertos en las audiciones a ciegas a los integrantes del jurado de «La voz» –Alejandro Sanz, Melendi, Manu Carrasco y Malú– y, de paso, a quienes a esas horas disfrutaban del concurso de Telecinco. Era la segunda vez que se presentaba al programa, aunque en la primera no llegó a tener la ocasión de mostrar su don. Entonces, las vacantes ya estaban cubiertas, pero la vida le dio esta segunda oportunidad que, sin duda, no desaprovechó.

Con su voz prodigiosa, la gallega consiguió meterse en el bosillo a todos y proclamarse firme vencedora de la cuarta edición –la primera mujer en hacerlo–, aunque con ciertas dificultades en la final al ponerse enferma antes del gran día.

Aun así se repuso y consiguió alcanzar su sueño: grabar su primer disco como recompensa a su victoria. Y es que casi desde la cuna ya cantaba y bailaba. Lo ha mamado de su familia, tanto paterna como materna. «Casa en llamas» es el título de su trabajo debut con Universal, que saldrá a la venta el próximo 28 de abril, compuesto por canciones de estilo pop con dejes de soul.

Para Caruncho, ha sido lo mejor que le ha pasado y un sueño hecho realidad que no esperaba que se cumpliera. «Siempre fui una persona que me gustó cantar, pero desde un lugar en el que nadie me escuchase ni me viese, como en la ducha o cuando mis padres no estaban en casa», explica.

Sentimientos encontrados

Esta oportunidad que le han dado ha supuesto un cambio muy positivo al que le sigue costando adaptarse. Todavía no se ha habituado a que la gente la reconozca ni a tener seguidores que le pidan autógrafos, algo que se nota a la hora de tener que enfrentarse a la cámaras o a las preguntas de un periodista. «Ser popular no es lo que más me gusta, pero es algo que viene añadido a lo que hago y lo tengo que aceptar», confiesa la gallega, un poco abrumada por todo lo que le ha sucedido en tan poco tiempo. Y añade: «Me paran mucho. Sobre todo gente de mi pueblo, que parece que no me hayan visto nunca. Estoy en proceso de adaptarme». Que la llamen la «Adele gallega» no ayuda. Las constantes comparaciones con la cantante y compositora británica no le acaban de sentar bien: «Al principio sí me gustaba, evidentemente no es una ofensa, pero una intenta buscarse un hueco y ser lo más original posible. Que te comparen con una persona que obviamente nunca vas a alcanzar me añade presión».

Pese a que ha conseguido quitarse el delantal de pastelera –ayuda en el negocio familiar (Café Cacao): una conocida pastelería de la localidad coruñesa de Cedeira en la que aprendió a cocinar, su otra pasión– y adquirir cierta fama, Caruncho sigue teniendo los pies en la tierra. «Lo más importante es la humildad, porque en el momento en el que te crees superior a alguien, ya pierdes la esencia».

Nuevos horizontes

Su vida ha dado tal vuelco que ha decidido aparcar sus estudios de ciclo superior de Turismo en el centro Rodolfo Ucha Piñeiro (Ferrol, Galicia) para dedicarse a lo que verdaderamente le gusta. «Mi plan es la música y todo lo que puede derivar de ella. Cuando tenga tiempo, en un futuro, terminaré la carrera», cuenta. Ahora solo espera poder cosechar el mismo éxito que tuvo durante su aplaudida experiencia televisiva y tener la oportunidad de dedicarse profesionalmente a a la música. Quizá pueda llegar algún día a ser como Loquillo, su cantante preferido, que escucha desde que era niña por influencia de sus padres.

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