Los escándalos sexuales de American Apparel

La historia de la firma American Apparel está colmada de luces y sombras. Sus controvertidas campañas publicitarias, con gran dosis de provocación sexual, la posicionaron como símbolo de la modernidad y la transgresión. Su fundador, Dov Charney, fue aupado por la revista Time en el 2009 como una de las personas más influyentes del planeta. Por aquel entonces todo marchaba bien.

La firma de moda American Apparel se declaraba ayer en bancarrota como parte de un proceso de reestructuración con el que espera revitalizar la marca. Igual que cayó su creador, la firma ha ido detrás y quizá ahora deba desvincularse de un pasado de excesos y polémicas.

Durante la última décadas al frente de la firma se vio envuelto en múltiples escándalos de supuestos abusos.

Solía pedir habitualmente a sus empleadas que acatasen sus deseos sexuales, se paseaba desnudo por la oficina y recogía a mujeres jóvenes de la calle para que participasen en concursos de camisetas mojadas en apartamentos de la empresa

En 2004, una reportera de la revista «Jane», que pasó un mes junto a él para escribir un reportaje, aseguró que Charney llegó a masturbarse hasta ocho veces delante de ella y que vio como éste pedía a su asistente que le practicase una felación. Desde entonces, la acusaciones no dejaron de sucederse. En 2008, cuando la empresa ya contaba con 7.000 trabajadores, llegaron las primeras denuncias de acoso sexual en el trabajo. Una exdependienta de sus tiendas fue a juicio acusándole de haber sido su «esclava sexual» en su apartamento.

En junio de 2014 tocó fondo y tras una investigación interna de la compañía sobre su conducta sexual, la mayoría del Consejo de Administración acordó sustituirlo por tres hombres y una mujer, Paula Schneider. Asumieron con su nuevo cargo una deuda de 300 millones de dólares que no pudieron subsanar. Ahora, la compañía encara una nueva etapa.